Vinos para tomar junto al mar o en esos días de piscina.
Por fin! Se confirma! En unas horas, es verano. No es un anuncio publicitario… Es una sensación que ha llegado a la calle y al campo. Es la época del año que se caracteriza por el calor, por ser el momento elegido por muchos para disfrutar de las vacaciones, con esperados días de piscina, playa, fiestas y reuniones sin tener que mirar al reloj.
Además de disfrutar del descanso y del buen tiempo, estos días se suelen complementar con relajantes, divertidos e interminables aperitivos, almuerzos y cenas. Beber vino en esos momentos es una opción perfecta. No satura, es elegante, estimula la conversación y puede ser un regalo perfecto.
La duda siempre es la misma ¿Qué elegimos? ¿Con qué lo acompañamos? Cuando luce el sol y aprieta el calor a nadie le apetece beber algo que te lleve a sudar la gota gorda y aporte más energía. Mucho menos si estás disfrutando de un perfecto día de playa o de una tarde al borde de una piscina.
En verano, aparte de la sangría y del tinto de verano, bebidas cuyo ingrediente principal es el vino y que hoy están considerados como auténticos combinados premium, a la hora de disfrutar de un vino, da igual que sea tranquilo o espumoso, los elegidos suelen ser los que se consumen fríos.
Pero vayamos por partes. En el ocio todos los colores son aceptados. En el caso de los tintos, los más veraniegos suelen ser los vinos jóvenes de cosecha reciente. Los rosados ya vienen con terreno conquistado desde la primavera con su fama de vinos llenos de sabor, refrescantes y fáciles de beber.
La opción de los vinos espumosos casi nunca falla. Es la perfecta mezcla de elementos como sus chispeantes burbujas, su oferta de blancos y rosados, y la temperatura recomendada para su consumo hacen de ellos un must drink veraniego. Y respecto a los blancos, la mayoría, aunque tengan algo de madera, pasa con creces la “prueba del algodón” de vino de verano.
Y ahora algunas propuestas de vinos elaborados por diferentes bodegas pertenecientes al Grupo Faustino, perfectos para acompañar los aperitivos veraniegos o para las tardes de charla junto a una piscina, con un buen libro en una hamaca o entre amigos en una terraza.
En cuanto a los vinos jóvenes, una buena sugerencia sería el Faustino VII Tinto. Se trata de un monovarietal de tempranillo con una crianza de solo seis meses en barrica de roble americano. Puede ser una buena opción para esos guisos de mesa larga, donde casi todo se comparte, menos el plato, el pan y los cubiertos. Resulta fresco y elegante. Muy bueno con cualquier tipo de carne y patatas a la brasa. También con alubias y purés en general. Perfecto para acompañar pescados y mariscos a la marinera, arroces y todo tipo de pastas.
Si uno pasa por la Rioja Alavesa y prueba el Campillo Rosado, seguro que pone unas botellas en el frigorífico. Un monovarietal de tempranillo, que se convierte en un vino limpio, fresco y brillante. Con un bonito color rosa salmón y tonalidad frambuesa, es intenso, equilibrado y frutal. Es perfecto para tomarlo solo y para acompañar casi todo.
En el caso de los vinos espumosos, una buena propuesta es el Cava Faustino Extra Seco. Elaborado con las variedades macabeo y chardonnay, es limpio, brillante, intenso, complejo, con buena estructura y persistente. Una buena parrillada de verduras o esos frutos secos que sólo nosotros sabemos dónde conseguirlos son los compañeros perfectos. Avellanas sutilmente tostadas o almendras recién sacadas de la cazuela son un “vicio”, donde resulta difícil pasar. Si optamos por preparar un pescado a la sal, también tenemos un buen compañero de viaje.