LOS MARIDAJES DEL BACALAO

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LOS MARIDAJES DEL BACALAO

El pez de las mil caras

 

Este pescado es la excusa perfecta de cualquier comensal, ya que existen tantas formas de prepararlo como gustos. La receta que empleemos incluso le dota de las características de pescado blanco o azul. Si se toma en salazón, el bacalao es azul. Si se toma fresco, el bacalao es blanco. Por esta razón, y dependiendo de cómo lo vayamos a comer, el maridaje varía como de la noche al día.

En líneas generales, cuando se sirve como pescado blanco, le van bien los blancos, ácidos y secos. Si por el contrario se toma en salazón, es más apropiado los vinos con mucho cuerpo y con una barrica de más de seis meses. Para hacer la cuarentena más llevadera, aquí os dejamos 5 recetas de bacalao y sus maridajes ideales. La Cuaresma se acerca y el vino siempre está permitido. En cazuela o en plato, el bacalao nunca falla.

1. Bacalao al ajoarriero

Esta es una de las recetas más clásicas y populares con las que se cocina este insigne pez. Pimiento morrón, ajo, tomate, algo de aceite y un buen bacalao son los ingredientes principales, ni más ni menos. 

La receta del bacalao al ajo arriero tiene un toque siempre picantón, por lo que si nos decantamos por los sabores afrutados de los vinos rosados, seguro que triunfamos. Los vinos jóvenes también le van bien, evitando siempre la barrica y los aromas a madera. Un Campillo Rosado nos puede traer grandes momentos de gloria.

2. Bacalao a la Vizcaína

El gran plato entre los platos de la gastronomía vasca. Algo tan sencillo como bacalao y pimiento choricero se transforma en una de las recetas más deliciosas de la cocina vizcaína. Sin duda el bacalao es la joya de las reuniones y hay momentos  en los que no se puede fallar.

Para maridar esta elaboración del bacalao lo que mejor le va son los vinos de maceración carbónica, dado el alto nivel de grasa que contiene el bacalao en esta receta. La idea de beber cava puede  levantar alguna queja al  principio, pero el éxito está asegurado. Los vinos de maceración carbónica son de un color intenso y brillante, sus aromas afrutados y florales. Gracias a este tipo de maceración, natural y con las propias levaduras de la uva, son vinos muy vivos y frescos. Cualquier vino de la Rioja Alta elaborado con tempranillo, graciano o viura, son ideales para degustar este platazo.

3. Potaje de Cuaresma

La tradición de Semana Santa sigue siendo una de las más arraigadas en nuestro país, en la que no existen eventos en los que falten las torrijas y el potaje el Viernes Santo (aunque ahora todo tenga que ser en casa). Garbanzos, espinacas y bacalao son los ingredientes indispensables para preparar el potaje de Cuaresma, y si se acompaña de una copa de vino, es un placer de reyes. 

A este plato le van igual de bien los blancos que los tintos. Un blanco, como un verdejo, sería una de las opciones más acertadas, pero incluso un chardonnay le podría podría dar una cierta sofisticación, ¡no hay nada mejor que la libre elección! Si nos decidimos por un tinto, que sea jóven, con sus aromas afrutados y sin rastro de madera. En la gama Fortius y Portia nos encontramos con los vinos perfectos.

4. Bacalao al pil-pil

Y seguimos con los clásicos. Ligar un buen pil-pil es una de las maestrías que pocos mortales tenemos. Esta receta es otra demostración de que la sencillez bien entendida puede dar resultados excelsos. Aceite, guindilla y la gelatina del bacalao, con esto lo tenemos todo.

Los vinos que mejor maridan con este plato son los espumosos o los vinos con un poco de aguja. Pueden ser blancos o rosados, lo importante es que  sean frescos y polivalentes para limpiar la boca de la gelatina del bacalao y poder apreciar mejor el siguiente bocado.

5. Bacalao ahumado

En tostadas, en ensalada, incluso en pizza. El bacalao ahumado no es de los ahumados más populares, pero su sabor intenso y graso lo hace ideal para los vinos espumosos. Lo mejor es acompañarlo siempre de alimentos más suaves como verduras frescas, y como en el caso del pil-pil, la aguja del vino, ya sea blanco o rosado, le da la limpieza necesaria para que no se haga demasiado intensa la experiencia, haciendo que se nos haga la boca agua de tan solo pensarlo.