TRES RÍOS CON BUENA UVA

/, Ribera del Duero/TRES RÍOS CON BUENA UVA

TRES RÍOS CON BUENA UVA

Los ríos siempre son sinónimo de vida, de riqueza y de abundancia. Plantas, animales y humanos. Todos se desarrollan mucho mejor teniendo un río al lado, y la uva no iba a ser menos.

En varias regiones de Europa el río es el hilo conductor de muchas denominaciones de origen y tipos de uva. Las regiones vinícolas tienen distintas características dependiendo de su situación en el curso alto, medio o bajo de un río. La humedad, el efecto moderador del clima y la exposición solar condicionan la personalidad de las uvas. Si hay agua, hay vida. Si tenemos vino, hay esperanza. Estos tres ríos guardan en sus orillas algunas de las mejores uvas del mundo:

EL DUERO, UN RÍO DE RAZA

Empezamos por el río patrio. El Duero atraviesa tierras duras allá donde las haya. Es un río fundamentalmente de tempranillo, que le da los toques rojizos al paisaje, y de verdejo, que aporta el punto claro a su paso por la zona de Rueda y Tordesillas. 

El vino, el pan y la lana han sido siempre el santo y seña de esta tierra. Los viñedos que hoy en día hay en las tierras del Duero son herederos de los tiempos de la Reconquista. Las tierras quedaron arrasadas tras las batallas, y los nuevos pobladores que venían de Galicia, Asturias y del resto del norte de España, comenzaron a plantar viñedos, y se quedaron aquí para siempre.

Toro fue el primer viñedo que se empezó a comercializar en la Edad Media. Las uvas del Duero se distribuían fácilmente en el norte de España hasta que, a mediados del siglo XIX, el ferrocarril y la filoxera hicieron estragos en esta zona, un momento perfecto que los castellano-manchegos utilizaron para comerles el terreno.

En la actualidad hay hueco para todos, y la calidad de las uvas que nacen en el camino del Duero es difícilmente superable. La diferencia de temperatura entre la noche y el día (no tan buena para los paisanos del lugar como para el vino) es sin embargo uno de los puntos que hacen que estas uvas tengan el equilibrio justo. Los Ribera del Duero son fronterizos y muy generosos en emociones. 

EL MOSELA, UN RÍO DE MONASTERIO

El río Mosela fluye a través de Francia, Luxemburgo y Alemania. Y aquí es donde su curso baña las uvas que dan uno de los mejores vinos de Alemania. De hecho presumen en la zona de tener el mejor Riesling del mundo.

Los viñedos que rodean este río están aquí desde hace 2.000 años, y casi todos los viñedos crecen en pendientes muy escarpadas, lo que le da mucha más fuerza a la vid y a su fruto. En la elaboración y su fama mundial, sin embargo, los que tuvieron un papel de mayor importancia fueron los monjes que habitaban estas tierras. Con su buen hacer clasificaron los viñedos, empezaron a explotarlos por regiones y le dieron la fama mundial que tiene el Riesling del Mosela. Son vinos delicados en la forma, pero poderosos en sensaciones. Se dejan llevar entre pescados de agua dulce y carnes frías, siendo imposible beberse solo una copa.

Si buscamos algo diferente, siempre podemos optar por los vino de hielo, los cuales se producen con uvas recolectadas a una temperatura inferior a los siete grados bajo cero, ¡una ricura de vendimia!

EL GARONA, UN RÍO DE LA ALTA ARISTOCRACIA 

Hablar de los vinos de Burdeos es hablar de unos de los vinos más reconocidos del mundo. Los clásicos dicen que un buen Burdeos debe estar sobrevalorado. Si hay presupuesto, siempre hay calidad. 

Burdeos se alza entre la rive droite del Dordoña y la rive gauche del Garona. En este río, y en las tierras que éste fertiliza, es donde se encuentran las mejores uvas de los vinos de Burdeos. El terroir es fundamental para los franceses y su manera de entender el vino, y el terroir de las orillas de Garona es espectacular para el cultivo de la vid. Grava, piedra, arenisca y arcilla, y una tradición de siglos.  

Cada uno tiene sus referencias. Para muchos, los mejores viñedos de la zona se sitúan en Haut Médoc y Péssac-Leógnan, con unos suelos de grava que drenan de miedo, sin embargo, en St. Emilion y Pomerol, donde lo que le da carácter a la uva es la piedra caliza y la arcilla.

Casi todos los vinos que aquí se producen (700 millones de botellas salen de Burdeos cada años) son tintos, aunque los blancos dulces de podredumbre noble son también muy apreciados en este lugar.