Una excursión como excusa.
Vamos calentando motores! Llega el buen tiempo y, aunque discretamente, empezamos a poder movernos por nuestra geografía. Recuperamos el gusto por las excursiones de fin de semana, campo, sol, flores, pueblos con encanto y todo regado con buen vino. Os proponemos cuatro vinos para disfrutar con cuatro pueblos de su entorno.
FAUSTINO Y UN PASEO POR VIANA
Viana bien vale una excursión… y mucho más. 800 años de historia la contemplan. Está a unos 10 minutos de las bodegas Faustino, un paseo que nos lleva de Álava a Navarra en un pis pas.
Viana vive encaramada en un cerro y contemplando a los miles de viajeros que cruzan sus murallas cada año. Aquí los peregrinos dejan Navarra y comienzan el Camino hacia tierras riojanas. A Viana podemos entrar por el Portal de San Felices, por donde los peregrinos abandonan Viana y donde se cuenta que se puso la primera piedra para construir el pueblo. Pasando por este arco nos esperan calles estrechas, palacios señoriales y la silueta recortada de las ruinas de la iglesia de San Pedro. El olor a pan por las mañanas de un horno local es el mejor ambientador.
En Viana podemos dar un paseo del gótico al barroco y ver el lugar donde murió el mismísimo César Borgia, el Príncipe.
Viana tiene además de patrimonio una oferta gastronómica que ofrece todo lo que el Ebro le deja con generosidad. Verduras estupendas, pastos para alimentar los mejores corderos, chuletones… y sobre todo, buenos viñedos para dar el mejor de los Riojas.
PORTIA Y UNA VISITA A BURGO DE OSMA
Tierra de Burgos y tierra de Soria. Una pareja sin igual. Una visita al edificio de Norman Foster en Gumiel de Izan donde encontramos Bodegas Portia y con solo 40 minutos más nos plantamos en plena Soria. El Burgo de Osma y sus alrededores son la escapada ideal. El Cañón del Río Lobo, la Fuentona y la impresionante Catedral del Burgo de Osma no dejan indiferente a nadie.
También pasear por su plaza mayor, barroca para más señas, sentarse en sus terrazas a tomar una copa de vino… después pasear hasta la Iglesia de Santa Cristina, llegar al castillo y terminar de nuevo en la catedral y su sepulcro más famoso, el de Don Pedro de Osma.
DE CAMPILLO A LOGROÑO
Por supuesto que Laguardia y Campillo son visitas obligadas en cualquier momento del año, pero ya si nos damos un repaso a los imprescindibles de Logroño, no nos lleva más allá de los 19 kilómetros que los separan.
Logroño es una de las ciudades más bonitas y donde mejor sabe el vino de España. Puede ser que si empezamos por la calle Laurel ya no nos dé tiempo a ver nada más. La Senda de los Elefantes es un buen comienzo para después visitar la Concatedral de Santa María la Redonda, uno de los edificios más curiosos de Logroño y cuya cimentación se hizo con sarmientos…
Y ¿por qué? Parece ser que pues porque está construida sobre una zona pantanosa y los sarmientos no se pudren con la humedad. La vid no nos da más que alegrías. Para terminar un paseo por el verde Espolón y un descanso en el Café Moderno y la excursión nos sale redonda como su Concatedral.
MARQUÉS DE VALCARLOS Y UN DÍA EN ESTELLA
Chardonnay, Merlot, Cabernet Sauvignon… y camino a Estella. A 22 minutos de las Bodegas Valcarlos encontramos Estella, pura Navarra. A mitad de camino entre Pamplona y Logroño, entre montañas y la Ribera. Estella la bella la llamaban y sigue haciendo honor a su nombre.
Palacios, iglesias, conventos, el Puente de la Cárcel… Calles de francos y judíos, al pasear por Estella podemos escuchar la famosa frase de Aymeric Picaud “ Estella es ciudad de buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado, y toda clase de felicidad” No hay mejor bienvenida para disfrutar de este rincón navarrico y beber unos buenos vinos tintos de Marqués de Valcarlos para crear una ruta de pinchos y aliviar el esfuerzo del camino.
