Tan sofisticado como humilde.
La solución gastronómica para el aristócrata del corral, para el producto más internacional, no tiene fronteras. El pollo asado no se conforma con una sola manera de cocinarse. Es un ingrediente universal y por ello tiene maneras de lo más diversas de presentarse ante nosotros. Todas estas recetas pueden acompañarse con un vino de calidad. En nuestro catálogo de ideas tenemos referencias y virtudes que manejan varios pasaportes.
En todos los casos, también, hay que saber precalentar adecuadamente el horno antes de meter el pollo en una fuente o en una barra giratoria. Marcar los tiempos es parte del ritual. Y por supuesto, las calidades de pollo que están marcadas por su vida cotidiana y su alimentación.
En el Yucatán, por ejemplo, se prepara el pollo asado en achiote, un sabor típicamente mexicano que requiere ajo, clavo, pimienta negra, comino, tomillo y orégano. Una vez trituradas las especias con ajo y sal, se le añade un poco de jugo de naranja, vinagre y aceite, para crear así un marinado de lo más especial mientras preparamos el pollo. Incluso podemos tenerlo marinado desde la noche anterior.
De ahí al asador mientas seguimos cada pocos minutos repasándolo con la salsa que previamente hemos preparado. Acompáñese de un buen crianza tinto de Marqués de Vitoria y mientras escuchamos música del gran Alejandro Fernández.
La receta mediterránea del pollo asado a la griega, implica – como toque especial – el uso de yogur y ajo, y además, patatas. Es tan fácil, que no hay excusa para no probar. Picamos el romero y el tomillo con el ajo y los granos de pimienta en aceite con algo de sal, y metemos el pollo dentro de una bolsa de zip donde verteremos el contenido anterior. Con la bolsa cerrada herméticamente guardamos en el frigorífico una noche y tras ello lo cocinamos una hora y media con patatas cortadas en gajos. Una receta fácil y deliciosa que requiere de un toque final, el yogur con el ajo prensado y el aceite bien mezclado. Abre una botella de Faustino Art Collection Viura Chardonnay y a disfrutar.
La receta china no se queda atrás, con un marinado de jengibre, azúcar y pimienta con anís estrellado. Una vez cubierto el pollo con la bolsa de plástico y sacado de la nevera, se deja reposar con la salsa y lo cocinamos en el horno. La salsa de ostras requiere una plancha a fuego fuerte con aceite de oliva, ajetes y los pak choy, una deliciosa col asiática que preparamos a la plancha y a la que añadiremos la salsa de ostras. El resultado, ese característico sabor de un buen pollo asado al estilo chino. Mas barato que el pato y dando opciones a nuestros vinos de Portia tinto joven que es amigo de fiestas interraciales sin pedir el pasaporte.
Y no puede faltar un guiño a Perú y sus fogones. La manera peruana de asar un pollo pide un horno de brasas, sí, pero también patatas. Pero sobre todo una pasta de ají panca (o chile rojo peruano) que es muy fácil de preparar o comprar en supermercados latinos. Como en los anteriores casos, tenemos que untar el pollo con la salsa y dejarlo macerar un día en la nevera. Para que quede peruano hay que prestar atención a la pimienta negra, el vinagre, el comino y también la salsa de soja y el romero. Si no queremos manchar seguro que hay un restaurante o un asador peruano que lo bordan.
