Vinos y encurtidos

//Vinos y encurtidos

Vinos y encurtidos

¿Quién ha dicho miedo? 

 

Los amantes de los encurtidos sabemos lo que es bueno. Ese olor a vinagre que te hace salivar, el pimentón, el ajo, el laurel. Es la España de esos sabores tan nuestros, fuertes, salados y picantes. 

La verdad es que lo primero que se nos viene a la cabeza al hablar de encurtidos es tomarlos con una cervecita bien fría, pero los tiempos están cambiando. Blancos y rosados se posicionan para los que se atrevan con  combinaciones especiales. Hay que romper  con los tópicos. Aquí tenemos algunos  maridajes.

Banderilla

¿Hay algo más rico y nacional que una banderilla? La mezcla del salado, el aceite y el vinagre…  Las anchoas o los boquerones son el contrapunto  a los  pepinillos o las cebollitas. Una banderilla admite todos los encurtidos que le quieras meter. Para saborearlos bien, la opción de un Chardonnay de Marqués de Valcarlos es perfecta. Un sorbo  aguanta perfectamente el intenso sabor de la banderilla. El segundo ayuda a disfrutar más del vino. 

Berenjenas de Almagro 

La berenjena de Almagro es una variedad pequeña y punzante de la comarca de Campo de Calatrava. La cocción especial,  la fermentación y el aliño a base de cominos, ajo y pimentón la convierten en uno de los tesoros más preciados de La Mancha. Ahora vuelven a estar de moda. 

El sabor de las berenjenas es ácido y con un leve regusto amargo, lo que la hace perfecta para tomar con un blanco joven y afrutado que le suavice el bocado. La idea de un Verdejo de Portia ayuda a estimular los instintos más glotones. También se pueden tomar con un oloroso seco que limpie la boca y prepare el paladar para el siguiente bocado.

Boquerones en vinagre 

El boquerón en vinagre es una de las mejores creaciones de la gastronomía española. Eso sí, si son buenos. Darle el punto al boquerón y que no se quede tieso como la mojama o hecho puré. El secreto, un buen producto fresco, ajo, vinagre del bueno, aceite de oliva virgen extra, sal y perejil. Acompañados de unas olivas ya el plato adquiere trazas de semi maravilla.

Pocas veces algo san sencillo puede ser tan sabroso. Para los amantes de estos pececillos que se atrevan a tomarlos con vino, los blancos riojanos con base de viura son estimulantes para estos sabores. Arriesgado pero sabroso, no lo dudéis.

Pepinillos agridulces al estilo alemán 

El pepinillo agridulce tiene vida más allá de su tímida presencia en las hamburguesas. En ensaladas, como aperitivo… Son una opción nutritiva, con muchos probióticos y pocas calorías para disfrutar de un tentempié.

La diferencia que tienen con el pepinillo patrio es que a la fermentación se le añade la misma cantidad de azúcar que de sal, el resto, vinagre y ya está. Para acompañarlo, y aunque los alemanes siempre defiendan que la cerveza es su mejor aliada, nosotros optamos por un rosado, da igual con aguja que sin ella, la mezcla de los sabores es espectacular.

Piparras

La piparra es ideal para hacer estomago y prepararnos para la comida, si ya la sofisticamos y nos preparamos unas gildas con anchoa y pepinillo, el aperitivo es glorioso. La piparra frita también es una más que mejor opción de comer este producto de la huerta vasca, y por supuesto, lo mejor es tomarlo con un txakolí. Maridaje perfecto para dos productos de la tierra, pero como a nosotros nos gusta siempre darle una vuelta de tuerca, probadlo con un verdejo… Seguro que también hay otras opciones. Hay que arriesgar.