Tener estilo, beber vino
El verano es la ocasión perfecta para entregarse al vino blanco. Se sirven fresquitos, son más ligeros y refrescantes y maridan con una infinidad de platos. Dentro del mundo de los blancos también hay una gran variedad de tipos que podemos elegir a la hora de combinar: vinos tranquilos, vinos espumosos, secos, semisecos, dulces… chardonnays, sauvignonblanc, viura, semillon, albariño, verdejo…
Un blanco es como ese amigo que vale para todo. Sabe recibir, alegra el aperitivo o nos acompaña hasta la piscina. Se podría hacer una tesis doctoral entre todos los tipos de blancos que nos podemos encontrar en una mesa. Hoy os proponemos 3 variedades para tres platos. Combinaciones perfectas para disfrutar de las altas temperaturas del verano… y no sólo nos referimos al termómetro.
Viura, Chardonnay… Y un poquito de ensalada
La variedad de viura la podemos encontrar en las denominaciones de origen de Rioja y Penedés. Suelen ser vinos frescos y florales y con gran aroma. Los ligeros toques a frutos secos y miel que se dan en estos vinos los hacen idóneos para aperitivos, carnes blancas y sobre todo, ensaladas y platos frescos.
La ensalada por excelencia, unos buenos tomates de huerta, bien jugosos, y un chorro de aceite de oliva son más que suficiente para ensalzar la degustación de un blanco. Los sabores afrutados del vino, por su parte, potencian los sabores del tomate y lo hacen un plato completo.
Pero si queremos ser un poco más sofisticados y añadirle a la ensalada frutos secos, dátiles, pasas, cacahuetes… el contraste entre el dulce y el salado, y la acidez del vino convierten a las ensaladas en un carrusel de sabores, aromas y texturas. De los muchos blancos del mercado, la opción del Campillo blanco fermentado en barrica es la mejor opción que podemos disfrutar por 7,50 euros.
La gran palomino y el pescaíto frito
La uva palomino es una variedad que está extendida por todo el mundo, desde Australia hasta Sudáfrica, pero donde realmente se vuelve excelsa es aquí, en España, y más concretamente en Jerez, Galicia, Valladolid y León. Bien como manzanilla o fino, amontillados o no, los blancos de palomino combinan de maravilla con todo tipo de pescados y mariscos. Pero qué mejor propuesta que unas vacaciones en el sur, disfrutando de una buena fritura de pescaíto y una manzanilla.
Ese punto crujiente de los cucuruchos de pescaíto, con su harina de garbanzo, la brisa salada del mar y la baja acidez de la manzanilla (bien fría, eso sí) debería ser de obligada degustación a todo el que atraviesa Despeñaperros.
Pero la Palomino no solo es buena compañera de las frituras y mariscos. Una buena mojama o unas chacinas también se convierten en buenas compañeras de viaje de esta uva.
El Verdejo y los Escabeches
No se puede hablar de blancos españoles sin hablar de la variedad más de moda en las últimas décadas, el Verdejo . Es la principal uva blanca de la denominación de origen de Rueda, aunque también se utiliza en Cigales y Toro. Los rioja también se han entregado a esta uva fresca y equilibrada.
Su toque amargo es perfecto para todos los escabeches. Ese gran hallazgo de la conservación de los alimentos patrios. Los matices del verdejo de heno e hinojo son el telonero ideal para darse después a los aromas de un buen bonito del norte escabechado si este año toca vacaciones en el Cantábrico.
Si la elección del periodo estival es el interior, nada mejor que las perdices, pichones y todo tipo de aves que vuelan escabechadas. Qué mejor estampa que una dehesa extremeña, mesa, mantel blanco, las texturas del escabeche y vino, mucho vino para aplacar los rigores veraniegos. Portia Verdejo es un canto a los días de trilla, calor y parva. Un ejemplo del vino moderno por menos de 7 euros.