La N-I marca el camino

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La N-I marca el camino

Retornamos en septiembre y la carretera siempre marca nuestras emociones.

La N-I es esa arteria que recorre de arriba abajo el norte peninsular. Es esa aguja que marca las doce en el reloj, la brújula que nos indica donde queda el norte y a partir de la cual podemos organizar nuestra concepción espacial. Sirve para escapar de Madrid pero también para dirigirse a la capital porque todos los caminos importantes tienen dos sentidos.

Y allí, en medio, está la provincia de Burgos esperando ser descubierta. Cuántas veces se habrá dicho, en los coches, esa frase de “la próxima vez que vengamos por aquí tenemos que parar para ver eso tan bonito…”. Creemos que ha llegado el momento de esa próxima vez, la que nos permitirá apreciar y disfrutar verdaderamente esta provincia. Para un primer intento nos contentaremos con esas poblaciones emblemáticas que se encuentran sobre la misma carretera. El peaje ya no es la excusa… El disfrute marca el camino. En otras ocasiones empezaremos a tomar desvíos.


Miranda de Ebro

Nada más cruzar el límite provincial aparece Miranda de Ebro, allí donde se junta la carretera, el ferrocarril y el río. Cruce de caminos y de historias, como las que nos descubren sus iglesias tanto la románica como la gótica. Hay que darle una oportunidad porque el descubrimiento siempre salta donde menos te lo esperas.


La N-I marca el camino, desfiladero de Pancorbo

Pancorbo

El desfiladero de Pancorbo es un paso angosto que realmente nos hace pensar que nos adentramos en la meseta. El pueblo de Pancorbo tiene una colección de casas solariegas bien recias que proporcionan esa imagen clásica. Dicen que ancha es Castilla pero de momento vemos un desfiladero de paredes verticales.


La N-I marca el camino, Burgos

Burgos

Las torres de la catedral siguen siendo el faro que nos indica que nos acercamos a este compendio de historia y belleza. La catedral es una maravilla pero también lo es el cercano monasterio de Las Huelgas y ese museo dedicado a la evolución humana. Aquí hay que detenerse, pero bastante tiempo.


La N-I marca el camino, Lerma

Lerma

Lerma aparece escalonada sobre un altozano que domina el fértil valle del Arlanza. El duque de Lerma, valido de Felipe III, hizo de ella un compendio de gloria de la que quedan palacios, conventos, colegiatas e iglesias. Un parador de turismo ocupa el edificio más singular y es un buen lugar para hacer un alto en el camino y pernoctar como antiguos peregrinos pero con las comodidades de los viajeros actuales.


La N-I marca el camino, Gumiel de Izan

Gumiel de Izán

Ya estamos en tierra de viñedos y de pueblos de historia modesta pero que han sabido incorporarse al mundo moderno de la mejor manera posible. Gumiel de Izán conserva esa arquitectura tradicional popular con una iglesia ligeramente desmesurada de tamaño y con verdaderos tesoros en su interior. En las afueras, desde la carretera se aprecia la majestuosidad de la segunda catedral de nuestro itinerario, el increíble edificio de Bodegas Portia, el único del mundo creado por el estudio de arquitectura de Norman Foster dedicado al noble arte de crear arte a partir de las uvas. Es imprescindible una visita detenida y una cata de sus productos de esta catedral laica.


La N-I marca el camino, Aranda Duero

Aranda de Duero

Llegamos, por fin, al Duero, el padre río que recorre el sur de la provincia. Hay que entrar en ese casco antiguo en donde parece que se vive en siglos pasados. La plaza Mayor, la iglesia de Santa María la Real y los asadores donde comer un lechazo al estilo arandino con una botella de Portia Triennia, Summa o Prima La Encina nos harán descubrir el mundo de otra manera. Y si no es el mundo es la provincia de Burgos, que para el caso es casi lo mismo.

La N-I marca el camino, Bodegas Porita, Botella vino Triennia

Por | 2019-08-30T03:37:22+00:00 agosto 30th, 2019|Categorías: Mundo Vino|Etiquetas: , , , , , , , |Sin comentarios