Cómo valorar a un buen Sumiller

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Cómo valorar a un buen Sumiller

El próximo 3 de junio es el Día Internacional del Sumiller. Una profesión que, aunque cada vez es más entendida entre los comensales, todavía hay algún que otro desconfiado que no valora bien las cualidades del sumiller.

Un sumiller tiene que contar con dotes de psicología y relaciones públicas además de sus conocimientos enológicos. No es fácil bregar con el suspicaz cliente hasta que nos ganamos su confianza. Por esta razón aquí os dejamos las 10 cualidades de un buen sumiller, para que os sirva de guía. Si eres bueno aquí no hay paro.

  1. Independencia.

Un buen sumiller tiene que trasmitir que es independiente a la hora de aconsejar un vino. Ni bodegas, ni distribuidoras, ni las presiones del dueño del local tienen que influir en la elección del vino, y eso le debe quedar claro al comensal.

 

  1. Discreción.

El buen sumiller siempre tendrá más en cuenta la opinión del comensal, aunque sea un experto. La ignorancia es muy atrevida y nos puede llevar a situaciones un tanto delicadas. Saber negociar no es fácil…

Sommelier compiles tasting card of alcohol for restaurant, evaluates red wine in glass

  1. Amabilidad, la justa.

Aquí el equilibrio es el quiz de la cuestión. La imagen del sumiller como una persona altiva y un tanto arrogante hace tiempo que pasó a la historia, pero el colegueo exagerado tampoco es bueno. Conocer al cliente y al acompañante nos puede ayudar a marcar las distancias.

 

  1. Vamos con lo importante, la cultura del vino.

Por supuesto que un buen profesional debe controlar las regiones productoras, las denominaciones de origen, las nuevas bodegas de autor… y sobre todo tener criterio para valorarlas. La cultura general, tampoco viene mal.

 

  1. Perspicacia.

No hay mejor medicina. Hay muchos sumilleres que en cuanto ven al comensal ya saben de qué pie cojea. La perspicacia para adelantarse e intuir los gustos del cliente son un valor a tener muy en cuenta.

 

  1. Buen ritmo.

No se debe ser demasiado parsimonioso a la hora de elegir el vino, en descorchar, y en traer la botella… El ritmo del servicio es una pieza fundamental del ritual.

 

  1. Saberse la carta.

Por supuesto que el Jefe de Sala no trabaja solo. Es fundamental saberse y haber probado la carta para tener el catálogo mental muy claro. Conocer los recursos es obligado.

 

  1. Ser atrevido.

Un punto de atrevimiento y originalidad siempre es bienvenido. Que un vino o un maridaje inusual te sorprenda y guste, eleva la experiencia gastronómica.

  1. Ser el estandarte del lugar.

Se pueden tener todas las dificultades del mundo en el trabajo de sumiller, discrepancias, retrasos y demás, que el comensal nunca lo oirá de esos labios. La escenografía es parte del éxito.

 

  1. Dar buenos consejos culinarios.

Aparte de conocerse la carta, un buen sumiller podrá aconsejarnos sobre el protocolo de la degustación. Las nuevas propuestas de la cocina oídas de la boca de alguien independiente, dará confianza y tranquilidad a la mesa.

Por | 2023-05-30T06:29:34+00:00 mayo 30th, 2023|Categorías: Mundo Vino|Etiquetas: , |Sin comentarios