Bocadillos de siempre

//Bocadillos de siempre

Bocadillos de siempre

Esos sabores que no decepcionan.

Hay bocadillos que son atemporales. Unos nos recuerdan la merienda con la abuela; otros los viajes con el colegio en las excursiones a la montaña y otros los temidos bares de carretera donde la parada era obligada para el coche y el conductor. Ni dieta, ni descanso, tienen significado sin esos sabores de siempre que cubre la necesidad y el placer con la misma intensidad.


Bocata de lomo con pimientos

En esta apología de sabores clásicos, no puede faltar, el apodado “serranito”. Es fácil de preparar y todavía más fácil de comer, un plato lo bastante contundente como para llenar nuestro estómago y a la vez entrar en la categoría de alimentos naturales.

Todo sabe a Andalucía en este manjar popular que mezcla la mejor carne con el mejor producto de la tierra. Todo producto de proximidad, pero sobre todo, también flexibilidad, puesto que nuestro bocadillo por excelencia admite mil variaciones: podemos añadir alioli, queso, mayonesa, tomate… Frío o caliente, tanto da, estamos ante un clásico de las barras de bar desde los míticos años ochenta. Un bocata de lomo con una copa de Marqués de Vitoria crianza es un placer que no tiene horario.


Bocata de queso y bacon

Este bocadillo añade un toque quizá más cosmopolita e internacional. El bacon es, al fin y al cabo, un alimento de fama mundial, pero quizá asociado con ciertas latitudes al otro lado del charco. No pasa nada, porque su atractivo es igualmente universal. Su textura y tamaño lo hace ideal para cualquier hora del día (incluso el desayuno) y época del año.

Admite, también, mil variaciones al gusto, como doble de queso, cebolla, tomate u otros elementos, pero siempre sin salirse del carril de lo que podríamos considerar un menú sencillo pero equilibrado. Las meriendas de varias generaciones saben a bocadillo de queso y bacon, pura energía y aporte calórico inmediato. La opción de hacerlo caliente con una copa de cava es brutal. El calor funde el queso y suaviza la textura del pan. Los cava de Faustino Art Collection son un referente.


Bocata de longaniza

Otro imperdible si pretendemos comer en plena caminata. Nuestra mochila no es lo mismo sin este clásico nacional que es, como los anteriores, puro sabor. Existen decenas de variaciones para este básico de nuestra cocina popular, pidiendo añadir cebolla, tomate, queso, otra carne o, simplemente, degustar del sabor de un buen pan y la longaniza. Se tarda también entre poco y nada en cocinar, pero eso sí: en este caso recomendamos comerlo caliente y con un pan suavemente tostado. Una copa de Faustino Crianza http://tiendafaustino.es/es/vinos/comprar-faustino-crianza?utm_source=Vino%20carretera%20y%20manta&utm_medium=Enoturismo es una solución perfecta.


Bocata de chorizo de Pamplona

Los que ya tienen una edad no fallan a este reclamo. Hay que decir que, en todo caso, asociar chorizo y pan no es un descubrimiento solamente patrio: apela a casi todas las culturas y nacionalidades. En todo caso, uno de esos sabores de siempre que nunca pasan de moda, no importa la generación o la edad del afortunado comensal.


Salir de ruta o a jugar al parque no hubiera sido lo mismo sin esta fenomenal plasmación de todo lo bueno de la comida tradicional y natural. Recuerden: puro aporte de energía rápida para nuestros músculos y cerebro. Pura energía que se puede recuperar con una copa de Marqués de Valcarlos que nos puede ayudar a recuperar muchas emociones.

Por | 2023-08-25T17:20:51+00:00 agosto 25th, 2023|Categorías: Mundo Vino|Etiquetas: , , |Sin comentarios