Y CON VINO SE VIVE MEJOR
La gastronomía mexicana es una explosión de sabores, aromas, colores, texturas, matices… aunque muchos opinen que el exceso de picante no la hace buena amiga de los vinos, nada más lejos de la realidad. A cada bocado mexicano le corresponde un sorbo de vino y aquí os dejamos algunos ejemplos. Es hora de abandonar la cerveza con su rajita de lima y darle al taco con algunos de nuestros vinos.
1.- LOS TACOS
Vamos a empezar con la comida nacional. El taco. México no es sin taco y el taco no es sin México. En cada zona del país los tacos se suelen rellenar de distintos productos.
Por ejemplo, en el noroeste del país, los tacos se rellenan principalmente de pescados y marisco y las tortillas son de harina de trigo duro. Para estos tacos, el maridaje ideal son los blancos de Faustino Art Collection.
En el norte, la carne es el relleno principal de los tacos. Los tacos de asado son clásicos entre los norteños, carne de res con guacamole y tortillas de maíz. El mejor vino para acompañarlos, un tinto joven, suave como el sabor de los asados y del aguacate. Portia y sus tintos son un buen maridaje.
En Ciudad de México no eres nadie si no sabes preparar unos tacos al pastor. Carne marinada con axiote, colorida, aromática, al que le complementa una sauvignon blanc.
Y no podemos dejarnos atrás la estrella de la península del Yucatán, la cochinita pibil, esa carne cocinada entre hojas de plátano y especiada pide a gritos un Faustino Cava Rosado
2.- LOS MOLES
Mole viene de la palabra nahualt “molli”, que describía una salsa de especias que solo podían degustar los grandes señores de la iglesia. Normalmente se cocinaba con guajalote y cacao. Hay muchos tipos de moles, el negro, rojo, verde, amarillo, coloradito, mancha manteles… poblano, almendrado, pipián…
El que más conocemos es el mole poblano, a base de chocolate amargo y demás especias. Es un plato que tiene verdaderos adoradores y hacer un buen mole te puede llevar 8 horas fácilmente. Al ser intenso, denso y con cierto toque de grasa, lo que mejor le va son las burbujas de un Faustino Cava Brut Reserva, abriendo la primera botella para ayudar en su preparación.
3.- QUESADILLAS
Las quesadillas son otro de los emblemas mexicanos. Vienen del norte del país y se dice que era comida de campaña para las tropas de Pancho Villa. Era un plato improvisado que hacían con tortillas de trigo y queso. Después cuando las tropas de Villa se unieron a las de Zapata, estos aportaron las tortillas de maíz, y, cuando estos llegaron a Ciudad e México, entonces las empezaron a rellenar de flor de calabaza.
Hoy la quesadilla se puede rellenar de todo lo que se nos ocurra, pero con queso eso sí, para que funda y se queden bien cerradas. Se pasan por la plancha y se comen bien calentitas. Al llevar el queso, un tinto, como nuestro Campillo Crianza, puede ser perfecto.
4.- LOS CEVICHES
Los ceviches mexicanos llevan de base siempre pescado, cebolla, jitomate, chiles, cilantro y lima. A partir de ahí, las combinaciones de pescados, mariscos y demás animalillos del mar son tantas como gustos existan. Un verdejo de Bodegas Portia, con su acidez nos hará disfrutar mucho más de la frescura del ceviche.