Campillo saca sus galas.
Bodegas Campillo, una de las joyas de La Rioja Alavesa, abres sus alas con el buen tiempo. Su edificio al más puro estilo chateau francés, rodeado de viñedos y jardines ya está preparado para recibir a los paladares que quieran dejarse caer por este precioso pedazo de tierra. Una terraza enológica con clase.
A tan solo 15 kilómetros de Logroño, en Laguardia, Bodegas Campillo nos ofrece un entorno privilegiado… Los viñedos ahora están en uno de sus momentos más bonitos, junto con el otoño, cuando el verde brillante del verano se torna en rojizos y amarillos.
Disfrutar del último Premio Bacchus, el Campillo 57, en la terraza del chateau, viendo todas las tonalidades de los viñedos y de los cielos riojanos, es espectacular.
Para que no se nos quede nada en el tintero, el equipo de Bodegas Campillo, organiza visitas guiadas a las instalaciones y unas catas con aperitivo de lo más apetecible en su terraza.
Aire puro, vistas espectaculares y buenos vinos. ¿Alguien dijo que el paraíso no existe?. Blancos fermentados en barrica, tintos reservas, crianzas, rosados y sus dos joyas más preciadas, Raro y Campillo 57, serán los compañeros perfectos para conocer la cultura del vino allí donde nace.
Las medidas sanitarias siguen siendo estrictamente escrupulosas para que de lo único que nos tengamos que preocupar es de alimentar nuestro cuerpo y nuestra alma con la experiencia.
Para hacer un poco de historia, Bodegas Campillo fue la primera bodega española diseñada por un arquitecto de renombre que trasladó la idea de chateau francés al corazón de la Rioja Alavesa. Su gran escalinata de pizarra, el pórtico de siete arcos de piedra natural, funden a la perfección con el majestuoso fondo natural que tiene a sus espaldas, la Sierra de Cantabria.
La bodega se divide en cinco niveles, que se pueden ver desde su enorme escalera de caracol. Por 20 euros, 10 euros los menores de edad y los menores de 8 años gratis, Campillo nos abre sus puertas. Tres vinos para catar y un aperitivo riojano, con la finalidad de crear el entorno y la experiencia perfecta para transmitirnos todo el amor y dedicación con la que reposan sus vinos.
El plan se presenta delicioso y siempre nos queda una visita de callejeo y tapeo por Laguardia.