Ya estamos en San Fermín, y aunque este año lo pasaremos también sin chupinazo ni Riau Riau, las ganas de viajar a Navarra, no sé por qué, crecen en esta época del año.
Una escapada a Navarra, rememorando la antigua y mítica N-111 que unía Pamplona con Medinaceli, puede ser una buena manera de disfrutar de esta tierra, y por supuesto de sus vinos.
Lugares como Viana, Los Arcos, Estella, Cirauqui o Puente la Reina eran paradas obligatorias en esta antigua carretera a su paso por Navarra hasta llegar a Pamplona.
Empezamos la ruta por Viana, última parada de los peregrinos en tierras navarras antes de llegar a La Rioja. Las murallas, las casas señoriales, el antiguo hospital de peregrinos… Viana es una prueba viviente del pasado Reino de Navarra, lleno de historia y también de buena gastronomía. Las verduras ribereñas, el cordero, y las tortas son una buena referencia, acompañados por una botella de Marques de Valcarlos.
La segunda parada es Arcos, una localidad emblemática del Camino de Santiago y cuna de una de nuestras bodegas, Marqués de Valcarlos. De Arcos siempre se ha dicho que es un pueblo generoso en vino y batallas… de su generosidad en la batalla no queda huella, pero del buen vino sí, y damos fe de ello. Los vinos de Marqués de Valcarlos son generosos, sorprendentes y que guardan toda la esencia de esta tierra fértil.
Después de embriagarnos con los vinos y la tierra de Arcos, llegamos a Estella, una de las ciudades medievales más bonitas del norte de España. Románico, cochinillo y mucho verde regado por el río Ega. De este río contaban que curaba enfermos y fertilizaba los campos, y desde luego, la tierra fértil es.
Castillos, palacios, iglesias… y una naturaleza exuberante que nos ofrece buenos paseos y buena gastronomía local. Alcachofas, borraja, pimientos de piquillo, espárragos blancos… los quesos y los vinos… pasear y vivir Estella es una de los imprescindibles al llegar a Navarra.
Llega el turno de cruzar el puente románico más famoso de Navarra. El puente de Puente la Reina. Una localidad que une la vertiente aragonesa y la navarra del Camino de Santiago y que sigue la estela de las ciudades medievales del norte de España. Puente la Reina está ya llegando a Pamplona, y los ecos de los San Fermines, aunque estén aletargados, empieza a oírse.
En Pamplona la fiesta está en la calle, y aunque no sea momento de mucho festejo, disfrutar de sus calles no atiborradas de visitantes, hacer el recorrido que hacen los toros recorriendo las calles más emblemáticas de la ciudad. Disfrutar de sus pintxos y brindar en honor al santo, un buen homenaje para ir calentando motores para el 2022. Sólo queda un año… Viva San Fermín, gora San Fermín!!!!