Que Navarra es fundamental en lo que a patrimonio del Camino de Santiago se refiere no tiene ninguna duda. El Camino recorre 200 kilómetros nada más y nada menos por tierras navarras, en las que el peregrino a su paso disfruta de paisajes espectaculares y rincones donde alimentar el cuerpo y el espíritu.
La Puerta del Camino a la Península la encontramos en Roncesvalles, a partir de ahí se despliegan un sinfín de tesoros artísticos y localidades que, al menos una vez en la vida, se deben visitar. Y si venimos por tierras de Aragón, la entrada a Navarra también es gloriosa.
De entre todos ellos nosotros sentimos una especial predilección por los cinco siguientes:
1.- RONCESVALLES
Parada imprescindible al comienzo del Camino. En Roncesvalles se une la historia con la leyenda, el paisaje con la magia, y un recorrido plagado de una energía especial.
Roncesvalles está en el paso natural del Pirineo, donde tuvo lugar la famosa batalla de Roncesvalles, donde Carlomagno lloró la muerte de su caballero Roldán.
Entre hayedos y robledales se alza impresionante la Colegiata de Santa María de Orreaga/Roncesvalles, el antiguo hospital de peregrinos. En este entorno se encuentra también la Iglesia de Santiago y el museo biblioteca donde encontramos el Ajedrez de Carlomagno. Y la magia se completa con el bosque de Basajaunberro… hayas y robles que, según cuentan, siguen cobijando aún algún aquelarre que otro… y es que Navarra siempre ha sido tierra de duendes, magos y brujas.
2.- LOS ARCOS
Antes de llegar a Viana, encontramos Los Arcos. Una joya escondida sobre el río Odrón y que siempre ha sido favorecida por los Reyes Navarros. Por algo será!
En Los Arcos encontramos arte, historia, buena gastronomía… las hospederías, los hospitales de peregrinos, los edificios nobles… Todo nos da una idea de la importancia de esta villa en el medievo. Uno de sus tesoros mejor guardados es la Iglesia de Santa María, una muestra espectacular del barroco navarro.
Los aficionados al vino saben que en las bodegas de Marqués de Valcarlos son en referente en la zona y un ejemplo de enoturismo activo y una buena manera de conocer los vinos de estas tierras.
Como curiosidad y a las afueras de Los Arcos está el Circuito de Navarra, un paraíso para los amantes del motor, tanto de motos como de coches. Y a pocos kilómetros se alza majestuosa la Encina Tres Patas, uno de los árboles más longevos de toda España… unos 1.200 años de historia la contemplan.
3.- ZUBIRI
Zubiri está a mitad de camino entre Roncesvalles y Pamplona. El paisaje que la rodea es de una belleza que sobrecoge. Es la capital del valle de Esteribar.
Contemplar el río Arga desde su puente medieval nos trasporta a los tiempos en los que la superstición hacía pasar por aquí a todos los animales y rodear su pilar central para evitar la rabia. Y es que las leyendas y lo sobrenatural acompañan.
Las casonas típicas de Zubiri, con sus balcones llenos de flores destacándose sobre la piedra le infunden el típico encanto del refugio de la vida en los valles. Una vida que pasa tranquila… sin pausa pero sin prisa…
4.- CIZUR
El municipio de Cizur encierra tesoros no muy conocidos para el peregrino. El paisaje aquí ya abandona los bosques frondosos y las montañas para dar paso a un campo de cereal. Astraid, Cizur menor, Eriete, Gazolán… así hasta once pequeños pueblos que forman parte de esta curiosa tierra.
Aquí encontramos la Sierra del Perdón. Los peregrinos debían pasar por la fuente de la Teja o de la Reniega donde, según cuenta la leyenda, el demonio tienta a los caminantes ofreciéndoles agua a cambio de renunciar a su fe.
Desde la cumbre de la sierra en los días claros se pueden ver los Pirineos, el Moncayo, los Picos de Urbión y la Sierra de Cantabria… un espectáculo difícil de igualar.
En Muru-Astráin se descubrió en 1962 el Yacimiento de Sanzol, unos restos de la Edad de Hierro que se encuentran en el mismo lugar que la ermita románica de San Zoilo, en lo alto del cerro.
5.- ESTELLA
«Estella es ciudad de buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado, y toda clase de felicidad» con esta frase de Aymeric Picaud en el siglo XI, bien nos podríamos quedar para, así, de un plumazo, hacernos idea de que Estella es una parada imprescindible en el Camino del Peregrino.
Se la conoce también como la Toledo del Norte. Aquí impera el románico por todas partes. Fue fundada en el siglo XI y desde la Edad Media la tradición de mercadillos al aire libre no ha parado de amenizar a todo el que llega a esta ciudad.
Los palacios, las casas señoriales, las iglesias, los puentes y las callejuelas empedradas, hacen el resto. Los bombones de Bombones Torres en la Plaza de los Fueros son una compra obligada.
