La magia de lo diferente.
Hay productos que están más allá de la etiqueta. Y estamos en uno de estos ejemplos. Dicen algunos que es la esencia de la Bodega Campillo encerrada en una botella. Se denomina Campillo Cuveé, y presume de ser el vino más afrancesado de nuestros viñedos. Este vino nace como viva expresión de nuestro viñedo de La Rioja. Demuestra su carácter, pero guarda la delicadeza de la originalidad. Técnicamente, presentamos un nuevo Cuveé, elaborado con uvas de tres parcelas seleccionadas que rodean nuestro chateau riojano. Sería el vino más cercano y eso siempre es algo especial.
Para entender lo que guarda cada botella, hay que entender el significado de la palabra Cuveé. Básicamente, Cuveé es un término galo que significa literalmente tanque. A veces este término hace referencia a un vino de primer prensado o también de la mezcla de más de una variedad de uva, combinando viñedos, añadas o variedades.
Dicho esto, pasemos a hablar de nuestro Campillo Cuveé. Al igual que nuestro Campillo El Niño, Campillo Cuveé nace de las mismas uvas de los viñedos que rodean la bodega, pero en este caso la selección es de distintas parcelas y, en vez de permanecer cuatro meses en barrica, está ocho.
Nada más salir de la botella, se nota que es un vino de carácter, tinto, y que vuelve al origen, con tempranillo de nuestras parcelas de más de 40 años.
Ese carácter tan especial se lo da la vendimia manual seleccionada en campo, el transporte en pequeños remolques con todo el mimo que se merece y con una maceración en frío durante tres días para extraer todo el aroma y color que después descubriremos al descorchar la botella.
Su elaboración tiene algo de ritual. Pasamos a la fermentación alcohólica, siempre controlada entre 25-28 grados y con remontados y desletajes a diario. Esos trasiegos que tan importantes son para que sigan manifestándose en todo su esplendor, el color y el aroma del futuro vino.
Pero aquí no termina el cuidado, antes de la fermentación, aloláctica el vino se saca y se microoxigena para intensificar los aromas afrutados. Pura magia con alquimia natural. De aquí, ya solo le quedará reposar ocho meses hasta que lo embotellemos.
Y, ¿qué encontraremos cuando abramos nuestro Campillo Cuveé? Un tinto fresco, expresivo, con aromas de frutos negros y rojos, sutiles notas dulces que le aporta la barrica, vainilla, tostados… No es un vino para cualquiera, pero cualquier momento es bueno para darnos un pequeño homenaje reparador.
