El nuevo “green-power” de la cocina navarra.
La naturaleza es sabia, de eso no hay duda. Con el cambio de estación del verano al otoño el cuerpo se resiente, echa de menos el sol y la alegría del dolce fare niente y entra en una especie de letargo vitamínico y cansancio vital. Y por eso, para reconstituir el cuerpo y el alma la naturaleza nos da las verduras de otoño. Verduras ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes… en magnesio, calcio y todo lo que nos dé un chute de energía para afrontar los largos meses de invierno.
Hoy os proponemos una timba perfecta. Lo apostamos todo al poker de ases, un poker de verduras para degustar con un buen vino. El tipo de cocina va a definir mucho lo que vamos a tener en la copa. Con vinos del Grupo Faustino no se falla.
1.- LA ALCACHOFA, EL AS DE CORAZONES.
La alcachofa es la reina de la huerta y con carácter típicamente mediterráneo. Su recolección empieza en octubre y es perfecta para limpiar el organismo de todos los aperitivos y barbacoas acumulados durante el verano. Tiene fibra que sacia, potasio , fósforo, vitaminas… y además baja el colesterol y limpia el hígado.
La alcachofa además combina bien con todo, carnes, pescados, mariscos, arroces, pasta… en sopa, en guiso… la versatilidad de esta reina la convierte en el comodín de cualquier jugada gastronómica. Pero si hay una manera en la que brilla como nadie es ella solita, tal cual, como protagonista absoluta de la mesa.
Unas sencillas alcachofas fritas con miel, unas lascas de parmesano y unos berros para darle frescura, y poco más hace falta. Tan sencillo como delicioso es este plato otoñal. El truco, mezclar el aceite con la miel en la sartén para que el sabor de la miel se integre sutilmente en el corazón de la alcachofa. Dicen que el vino no es amigo de esta verdura… pero un Chardonnay Seco o Cava Rose de Faustino estimula su sabor.
2.- LA BORRAJA, EL AS DE TRÉBOLES
Y es que la borraja cuando se la conoce, cambia la vida y nos da suerte. Es la verdura más desconocida y entendida quizá del panorama nacional. Sin embargo en Francia o Italia se la considera una verdura de lujo, y el otoño es su tiempo de esplendor.
Sus propiedades nutricionales la hacen perfecta para estimular la adrenalina que tanto nos falta con los cambios de horario en el otoño, revive la piel, mejora los huesos y sus flores son muy buenas para cualquier enfermedad de las vías respiratorias.
Quizá el truco para amarla sea el saber limpiarla adecuadamente. Separar los tallos, quitarles el nervio central, limpiar las hojas superiores y ya está lista para deslumbrar. La borraja se puede comer cruda en ensalada, cocida, al vapor o acompañando a patatas y arroces en guiso.
Son tantas las maneras de introducirla en la dieta que una de las que más nos gusta es en una simple y maravillosa tortilla de patata. Añadiendo los tallos más tiernos a la tortilla le da un toque de originalidad y un plus de salud al plato nacional por excelencia. Da igual un chato o una copa… Un pincho de tortilla con borraja anima el espíritu de cualquiera. Un bacalao al pilpil con borraja y un rosado de Campillo nos puede alegrar la tarde y no volver a la oficina.
Y si queremos sorprender con un postre original guardamos las hojas más frescas y grandes al limpiar la borraja, se fríen y se pasan por azúcar. Un postre hortelano lleno de glamour.
3.- LA BERENJENA, EL AS DE PICAS.
Durante siglos se la tuvo cierta aprensión por su afinidad botánica con algunas plantas tóxicas como la belladona. En pueblos como los del centro y norte de Europa e incluso en el Imperio Romano, la berenjena siempre fue una pobre apestada. Sin embargo en Asia y Oriente Medio sí que supieron sacarle provecho y disfrutar de las buenas cualidades que ofrece una berenjena rica y jugosa.
La berenjena está llena de antioxidantes, y cuanto más intenso sea su color, más antioxidantes tiene. Baja el colesterol, la presión sanguínea, no aporta casi calorías y favorece la digestión. Casi un 3 en 1 para la salud… Con un Blanco de Portia, podemos disfrutar toda la comida.
La mejor manera para aprovechar todas sus propiedades, entera y asada. Con esta premisa ya se puede hacer con su carne lo que más nos plazca, utilizarla en rellenos, con pasta o en paté.
Y hablando de patés, cambiar el socorrido hummus por un baba ganoush de berenjena es el tentempié idóneo para los aperitivos otoñales… un hurra por el as de picas!
4.- EL CARDO ROJO, EL AS DE DIAMANTES.
Puro diamante es el cardo más lujoso de la huerta, el cardo rojo. Para que tenga ese color rojizo hay que cubrirlo con tierra, concretamente unos 800 kilos de tierra para cada planta, ahí es nada. Gracias a esta trabajosa y dura manera de cultivarlo las plantas crecen a más de un metro de altura y hacen las delicias de los estómagos más gourmet.
El cardo rojo es diurético y depurativo, bueno para diabéticos, para celiacos, y rico en calcio y hierro para subir el ánimo y proteger los huesos.
Por supuesto que a un manjar de este calibre le sobran los acompañamientos y las florituras, por lo que la mejor manera para apreciar todo su esplendor es comerlo solo, con un poco de aceite de oliva, sal y vinagre… y una copa de vino Marques de Valcarlos Rosado…
Un truco para que la ensalada de cardo sea más espectacular es cortarlo en trozos de unos 5 centímetros y darle un corte horizontal y tres verticales. Al meterlo en agua fría el cardo se riza y se abre, dando un espectáculo digno de su linaje aristocrático.