La vendimia en los Museos

//La vendimia en los Museos

La vendimia en los Museos

El vino y el arte

El vino y el arte… ese binomio que a través de los siglos nos han dejado tan buenos momentos. Al margen de dioses, Bacos y Dionisios, al margen de celebraciones y personajes ilustres agarrados a una copa de vino, el arte, la pintura, también ha dado buena muestra del arte de la vendimia. Un momento de celebración, de recoger los frutos cosechados y de preparar los caldos para lo que queda de año.

Hoy hacemos un recorrido por los museos del mundo para contemplar y disfrutar de las vendimias más inmortales.


LA VENDIMIA. FRANCISCO DE GOYA.

El vino en los museos, Francisco de Goya, La Vendimia, Serie de Las Cuatro Estaciones, Museo del PradoEmpezamos con uno de los artistas patrios más reconocidos, Francisco de Goya. La trayectoria de Goya es quizá de las más revolucionarias en el mundo del arte, sus distintas etapas, su innovación de conceptos y materiales… Goya fue y es un genio, y también un buen observador de la España de su época.

El cuadro de La Vendimia forma parte de su serie de Las Cuatro Estaciones. La Vendimia, el otoño. Huyendo de las representaciones que más proliferaban en sus años, dando rienda suelta a representaciones mitológicas, Goya plasmó la cotidianeidad, el momento. Es la fotografía de un joven ofreciendo un racimo de uvas a una muchacha. Un crío intentado coger las uvas, una campesina cargando una cesta de uvas y un valle lleno de vides fértiles y alegres. No hay mejor manera de representar un momento tan placentero como el de la cosecha. Este cuadro lo podemos ver en el Museo del Prado de Madrid. Lo debemos ver!


El vino en los museos, Joaquín Sorolla, La vendimia de Jerez, Casa Museo de Sorolla, Madrid

VENDIMIA EN JEREZ. JOAQUÍN SOROLLA

Otro de nuestros pintores que mejor supo recoger la vida, el pueblo y la gente en sus cuadros. Joaquín Sorolla fue el pintor de la luz, y luz es lo que desprende su cuadro de La Vendimia en Jerez.

Este cuadro es de 1914 y, siguiendo su afán por mostrar el lado social de todo lo que reflejaba en sus cuadros, Sorolla inmortalizó a los trabajadores que recogían las uvas de quizá el vino más internacional de entre todos los españoles.

Campesinos, ataviados con sus ropas de trabajo, con la cara cubierta por sus sombreros de paja para protegerse del sol, son el reflejo de una jornada de trabajo. Los rayos de sol cayendo a plomo y aun así, y como en todos los cuadros del pintor valenciano, es una escena alegre, llena de vida y de color. Este cuadro lo podemos ver en la Casa Museo de Sorolla en Madrid.


El vino en los museos, Necrópolis de Tebas

VENDIMIA EN EL ANTIGUO EGIPTO

Y es que el arte de recoger la uva ya la dominaban en los tiempos de las pirámides. Planos, de perfil, sin perspectiva, pero no se les escapaba una a estos egipcios.

En la Necrópolis de Tebas queda la prueba fehaciente de qué para este pueblo, el momento de la vendimia era un acontecimiento importante, y como tal lo plasmaron.

En el fresco de la Necrópolis de Tebas, durante la XIX Dinastía, podemos ver a un grupo de egipcios, de todas las clases sociales, recogen uva y la guardan en recipientes parecidos a una barrica.

Al ver las hojas de parra que enmarcan los racimos, nos damos cuenta de la gran imaginación representativa que tenían estos señores del desierto. Para verlo, por supuesto, hay que viajar a Tebas.


El vino en los museos, Vincent Van Gogh, El viñedo Rojo,Museo Pushkin de Moscú

EL VIÑEDO ROJO CERCA DE ARLÉS. VICENT VAN GOGH

Posiblemente, el pintor más controvertido y reconocido a nivel mundial. Vicent Van Gogh, el máximo exponente del postimpresionismo y nada comprendido en su época. Las obras de Van Gogh parecen vomitar el ansia del pintor por plasmar el modo en el que él veía el mundo. Un mundo de impulsos, de trazos inconexos que forman un todo emocional, sin filtros.

El viñedo rojo cerca de Arlés es un derroche de pinceladas ocres, amarillas, azules, y verdes. Es la emoción de una puesta de sol, unos campesinos y un otoño cargado de nostalgia.

Este cuadro fue uno de los pocos que el pintor holandés vendió en vida, por lo que hoy serían unos 700 euros. Se lo vendió a una pintora impresionista de nombre Anna Boch. El cuadro después fue pasando de mano en mano hasta que llego a las arcas de los bolcheviques y allí fue nacionalizada. Ahora la podemos ver en el Museo Pushkin de Moscú.