El NIÑO se va a Campillo

//El NIÑO se va a Campillo

El NIÑO se va a Campillo

Regalos, lotería y vino.

El comienzo del año es un buen momento para hablar de El Niño.

Sí, todos sabemos que el 6 de enero no sólo llegan los Reyes Magos cargados de regalos que colman los sueños y las ilusiones de los pequeños y de los no tan pequeños de la casa. La ilusión también aparece (y a veces se colma) en forma de sorteo extraordinario de lotería, conocido por todos como el “del Niño”. Es el segundo sorteo más importante de todos, sólo superado en atractivo y popularidad por el de Navidad.

Si éste da inicio a las fiestas navideñas, el de El Niño las cierra, y así podemos decir que estas entrañables fechas son el periodo de tiempo que ocurre entre los dos sorteos, entre una ilusión y la otra, sujetas todas a los caprichos del azar y de los bombos que dan vueltas con nuestro número dentro.

El Niño, Lotería

Una de las tradiciones más populares relacionadas con el sorteo de El Niño es cambiar los décimos premiados con el reintegro en el sorteo de Navidad por otro décimo para el 6 de enero. Así es y así será. Y así se cierra el ciclo del periodo navideño.

Parece ser que la granadina María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros, duquesa de Santoña, pudo ser la precursora de este sorteo con la Rifa Nacional del Niño, como mantiene el investigador Gabriel Medina Vilchez. Ya en el año 1877, el rey Alfonso XII le eximió de pagar el impuesto del 4% que por aquel momento pagaban al Tesoro Nacional todas las rifas.

Todos los estudiosos del mundo de la Lotería reconocen que dicho sorteo fue institucionalizado en 1941. El General Roldan, Director General de Timbre y Monopolios, lo convirtió en un sorteo extraordinario.

Los billetes de aquel sorteo son muy cotizados por los coleccionistas. En 1941 el sorteo constaba de 4 series de 42.000 billetes cada una, a 150 pts. el billete, dividido en décimos de 15 pts. Se vendieron 166.668 billetes con una recaudación de 25.230.000 pts que reportaron un beneficio de 7.700.300 pts. al Estado.

El Niño, Bodegas Campillo

Pero el comienzo del año también es buen momento para hablar de otro El Niño.

Nos referimos, evidentemente, a una de las nuevas incorporaciones a la gran familia de la familia Campillo. Se trata de un vino que responde a su nombre, y no sólo porque naciera hace muy pocos años.

El Niño de Campillo es un vino fresco, alegre, que transmite felicidad. Ha permanecido siete meses en barrica, donde la energía de la uva tempranillo y el toque de la graciano se completa para adquirir una personalidad que es pura alegría.

Bodegas Campillo  son un ejemplo destacado en muchos campos del mundo del vino. Siempre hemos envidiado, en los viajes por los países vecinos, el concepto de château francés. Sobre todo en la región cercana a Burdeos, nos sorprendían esas construcciones imponentes, no necesariamente “castillos” ni inmensas instalaciones, que eran el alma de una explotación vitivinícola y desde donde se transmite la esencia de esa bodega. Nosotros tenemos pocos casos en nuestro país que puedan compararse a esa tradición francesa pero Campillo es una de ellas.

Nunca se olvida la llegada por primera vez a las bodegas Campillo, en una finca espectacular a los pies de la sierra de Cantabria. La casona de piedra, con un pórtico con arcos, la gran escalinata… Laguardia es uno de los pueblos más hermosos de Álava, y sus alrededores ofrecen una inmensa oferta turística de primer orden, para disfrutar de la naturaleza, el arte y la gastronomía. Una visita a Bodegas Campillo es el broche perfecto a unas jornadas de descubrimiento y placer en Laguardia.

El Niño, Bodegas CampilloY dentro de las posibilidades de descubrimiento y placer nada como conocer ese vino llamado El Niño de Campillo. De color púrpura, casi rubí, en nariz nos trae aromas de madera, frutas negras y vainilla, en matices muy elegantes. Sorprende de manera muy agradable encontrar un vino nuevo, con apenas cinco o seis años de trayectoria, que haya alcanzado un resultado tan equilibrado. Y que case bien con carnes y pescados, con arroces y alubias, con quesos y algunos postres.

Llega pues el momento de iniciar el año nuevo con una decisión importante. ¿Y si dedicamos el reintegro de nuestro décimo de Navidad a disfrutar de El Niño de Campillo en lugar de perderlo ya irremisiblemente en el otro sorteo? Así nos toca seguro, el premio del disfrute con la familia y los amigos en una buena mesa. Lo bueno es que no necesitamos esperar un año entero para volver a probarlo. La ventaja es que cada vez que lo bebamos tendremos premio seguro.

 

Por | 2018-12-31T04:08:13+00:00 enero 2nd, 2019|Categorías: Rioja|Etiquetas: , , , , |Sin comentarios