Álava en invierno tiene buen sabor…
Álava/Araba es una provincia pequeña en extensión pero inmensa en posibilidades. Y la combinación de ambas características significa que todo está cerca de todo. Más allá de Vitoria, una ciudad verde, el mundo rural conserva esencias que remiten a una vida tradicional en plena naturaleza pero sin abandonar las ventajas del siglo XXI.
Allí está el universo del vino pero también el de la sal, las villas amuralladas y los recuerdos de una prehistoria lejana, los parques naturales y los jardines. Y por allá, desperdigados en los mejores lugares, siempre se encuentran esos refugios desde los que lanzarse a la exploración de esta tierra amable.
Ahora, en invierno, con los días cortos y las noches frías, no elegiríamos una casa rural que no tuviera chimenea para gozar de esa experiencia especial: una cena o un buen libro junto al fuego y con una copa de vino entre las manos. La felicidad, al final, trata de eso. Una botella de Marques de Vitoria es casi algo obligado.
Sagasti Zahar
Sagasti Zahar 10. 01206 Maturana Barrundia. Tlf: 610 033 678
Uno de esos lugares especiales: en plena naturaleza, bien comunicado, en un pueblo pequeño pero con todas las comodidades. Sagasti Zahar es un caserío del siglo XVI perfectamente restaurado y acondicionado. Con historia pero sin renunciar a las comodidades actuales. El jardín privado aporta espacio y la chimenea el calor para no acordarse de él en invierno. Son seis habitaciones dobles que, algo muy conveniente, se pueden reservar de forma individual sin necesidad de alquilar toda la casa. Prácticamente en la puerta se encuentra el Parque de Garaio que en verano es muy propicio para el baño pero en cualquier momento del año es el lugar para disfrutar de la naturaleza. A pocos kilómetros están Vitoria, Oñati y toda la Rioja alavesa con lugares encantadores como Laguardia, uno de nuestros pueblos favoritos para gozar de la gastronomía y una buena copa de vino.
Madera y sal
San Cristóbal, 1. 01426 Salinas de Añana. Tlf: 600 549 529
Hay lugares que no son muy conocidos pero no por ello dejan de ser espectaculares. El valle de Añana, el Valle Salado, es uno de ellos, y de hecho está en el proceso de ser incluido en la lista del patrimonio mundial de la Unesco. Son 5.000 años de historia obteniendo sal de las peculiares condiciones naturales del lugar, lo que proporciona una visita realmente interesante y sorprendente.
El parque natural de Valderejo y el jardín botánico de Santa Catalina no quedan lejos. Y lo bueno es saber que cuando acabe el día podemos regresar a nuestra chimenea acogedora. Toda la planta baja de la casa principal es en realidad un txoko, lo que incita a la buena comida, la buena bebida y la buena conversación.
Erletxe
Rua Mayor de Peralta, 24. 01300 Laguardia. Tlf: 945 621 015
Laguardia es la capital de la Rioja alavesa y uno de esos pueblos mágicos a los que hay que ir y regresar siempre. Castillo, murallas, iglesias, casonas y bodegas forman un conjunto único inmerso en un paisaje de fábulas con montañas, lagunas y viñedos. El pórtico policromado de Santa María de los Reyes es una de esas cosas que no se olvidan. Y las Bodegas Campillo es la bodega que hay que disfrutar en una estancia en esta zona. A los pies de la sierra de Cantabria aquí surgen los vinos modernos llenos de temperamento y elegancia. La Casa Rural Erletxe, cuyo nombre significa Casa de Abejas, es el lugar para tomar de base para disfrutar de lo mucho que hay que ver y hacer en la zona y en la propia casa: disfrutar del jardín o de la chimenea, según el momento, con un buen libro y una copa del Campillo que más nos guste.
Ardetxal
Calle Molino de Viñaspre. 01308 Lanciego. Tlf: 659 621 609
Un antiguo molino de recias paredes de piedra ha sido reconvertido en una casa rural acogedora de tres dormitorios dobles para disfrutar de una zona rodeada de viñedos. Allí, aislados de todo, parece que el tiempo y el vino cobran otro sentido. Aquí prima el carácter y en la cocina hay un horno de leña y en el salón una chimenea, y un riachuelo corre a dos pasos.
En los alrededores la vida corre de manera pausada y los visitantes pueden hacer excursiones en bicicleta o en burro, avistar aves, emprender la mágica ruta de los dólmenes y elegir qué bodega visitar, si Campillo en Laguardia o las míticas Faustino en Oyón. Después de adquirir unas botellas en la visita uno va relamiéndose pensando en la que va a abrir frente a la chimenea. Placer de dioses.