Arte en las etiquetas de vino

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Arte en las etiquetas de vino

Es fácil pensar que el vino es la uva convertida en arte, una transformación realizada con un impulso creativo que convierte el material original en algo completamente distinto y superior. No es de extrañar que los mundos del vino y el arte hayan estado relacionados desde hace muchos siglos. Una de las formas más notorias ha sido el patrocinio de autores por parte de grandes bodegueros, algunos de los cuales han ido formando verdaderos museos con las obras de sus colecciones particulares.

 

Dentro de esta relación no podía faltar el incorporar a artistas al propio vino. Todos podemos estar de acuerdo en que normalmente lo que importa de una botella de vino es su interior, no tanto el envase y aquello que pueda rodear. Pero a veces el arte asalta la botella y convierte la etiqueta en una obra de arte. No es extraño que los bodegueros encarguen el diseño de la etiqueta a un artista consagrado o que usen obras ya hechas para incorporarlas a la etiqueta. Cualquiera de las dos opciones abre un mundo de posibilidades maravillosas.


Arte en las etiquetas de vino

Una de las primeras bodegas en encargar trabajos a artistas de primer nivel fue Château Mouton Rothschild. La idea surgió en 1924 pero realmente el proceso se inició en 1945, y desde entonces han generado una verdadera colección de arte en las etiquetas que han encargado casi todos los años. En 1958 el artista elegido fue Salvador Dalí que, aprovechando el nombre de la bodega —Mouton, oveja— pintó una “oveja encantadora”. Muchos otros artistas del máximo nivel han colaborado en esta colección, y entre ellos se puede mencionar a Miró, Chagall, Miquel Barceló, Rufino Tamayo, Jeff Koons, Anish Kapoor o Kandinsky. En 1973, cuando falleció Pablo Picasso, en Château Mouton Rothschild tuvieron a bien hacer la etiqueta con una obra del artista malagueño de su colección particular.


Arte en las etiquetas de vino

Bodegas Faustino es una de las grandes referencias del Rioja, uno de los vinos más aclamados del mundo. Marca de la casa son las etiquetas que reproducen un cuadro de Rembrandt, lo que asegura una imagen clásica pero también de solidez y de calidad bien asentada. Pero el espíritu emprendedor de los bodegueros de raza no puede ocultarse y hace poco tiempo impulsaron la revisión de su etiqueta fetiche con el encargo al artista colombiano Willy Ramos de que reinterpretara ese retrato icónico. El resultado fue un éxito absoluto.


Arte en las etiquetas de vino

Francis Ford Coppola es un cineasta convertido en bodeguero, por lo que esta relación entre arte y vino está clara. Creador original, autor de algunas de las películas más importantes de todos los tiempos como El padrino o Aapocalypse Now, lleva su espíritu rompedor a todo lo que hace. Dean Tavoularis fue uno de los diseñadores artísticos en ambas obras maestras y el director le encargó el diseño de las etiquetas de las botellas de Francis Ford Coppola Reserve. Las etiquetas son realmente espectaculares.


Arte en las etiquetas de vino

En la relación entre bodegas y arte pocas pueden presumir como Casanuova di Nittardi. Tiene tanta historia esta casa que entre sus propietarios se encuentra el mismísimo Miguel Ángel. Por eso, en 1981 se inició la costumbre de encargar cada año a un artista la creación de la etiqueta de su Vigna Dehesa, un chianti que es buscado por los coleccionistas. Entre los artistas elegidos se encuentran nombres tan importantes como Hundertwasser, Dario Fo, Karl Otto Götz, Tadini, Adami o la japonesa Yoko Ono. Con ellos se refleja la importancia que en Nittardi le da a la cultura.


Arte en las etiquetas de vino

Todas las historias de arte en las etiquetas no son del tipo “gran bodega encarga obra a artista famoso”. El caso de los californianos Sine Qua Non es completamente diferente. Aquí es el propio bodeguero el que se encarga de crear la obra que se reproducirá en la etiqueta, y Manfred Krankl es cualquier cosa menos un artista previsible. Entre otras cosas cambia cada año no sólo de etiqueta sino de nombre del vino, por lo que obliga a iniciar un proceso de aprobación por parte de las autoridades norteamericanas. Un caso especial, igual que los diseños de las etiquetas, que muchas veces han generado controversia.