Los rosados son vinos tan agradecidos como versátiles. Su ligereza y sus sutiles aromas los hacen encajar a la perfección en casi todos los menús. Ya no es una simple moda. El rosado se ha ido abriendo camino poco a poco en las cartas de los grandes restaurantes. Su ascenso ya es imparable. En España, cada vez se consume más, quizá porque los rosados españoles han elegido el camino de la calidad, y en muchos casos, de la pura excelencia.
Hoy os dejamos cuatro maridajes para cuatro rosados. Para cualquier hora del día y en cualquier ocasión. No lo dudéis, un rosado siempre quedará bien.
CAMPILLO ROSÉ
El Campillo Rosé es un vino brillante, limpio y de un color asalmonado muy atractivo. Es un vino fino donde los haya. Al beberlo podemos descubrir notas de grosella, de frutas tropicales, incluso alguna floral.
La uva con la que está elaborado este rosado es la garnacha, la uva de moda, por lo que siempre quedaremos bien si lo llevamos a una comida entre amigos, y estaremos a la última.
Como la uva que le vio nacer también se adapta a todo tipo de escenarios y combinaciones. La garnacha siempre sobrevive, eso la dota de fuerte personalidad, espontaneidad y frescura, características que traslada también a sus rosados.
Las combinaciones con Campillo rosé son casi infinitas. Algo tan sencillo y cotidiano como un filete empanado, al ir acompañado de una copa de este rosado se transforma en un bocado especial.
Las ensaladas de tomate, calabacines o pastas. Una buena prueba para saber si funciona o no con el plato es buscar algún compañero que acompañe su dulzura, que no sea ácido ni picante. Pastas con salsas con cebolla caramelizada o tomates dulces siempre serán un acierto.
FORTIUS ROSADO
Del salmón pasamos al rosa intenso, incluso púrpura. Esta denominación de origen de Navarra tiene el carácter de sus compatriotas. Es chispeante, ácido en su punto justo y bien agarrado a la tierra. Aquí la garnacha se ve acompañada de su eterna amiga la tempranillo, que si bien durante unos años pareció ganarle terreno, hoy son las grandes aliadas de los coupages del norte de España.
El Fortius Rosado, al llevar tempranillo, es perfecta para pescados y mariscos, carnes blancas, incluso quesos. Unas costillas a la brasa son perfectas para este rosado. Si además las acompañamos de una salsa que le dé un toque de dulzor como una mil y mostaza o una barbacoa, es una gran opción.
FAUSTINO V ROSADO
Faustino V es tan delicado como eficiente. Monovarietal, pero muy amigo de nuevas emociones. Solo está elaborado a base de tempranillo puro y duro, y tiene una gran capacidad de envejecimiento.
En este vino el color que predomina es el guinda y además tiene unos sutiles destellos azules, lo cual le vuelve tremendamente elegante.
Su sabor es más intenso que el de los anteriores, por lo que los guisos le van que ni pintados, o unas patatas a la riojana, aunque parezca que piden a gritos un tinto. Los estofados, guisos de setas… todo lo que requiera de una cuchara, será bienvenido.
CONDESA DE LEGANZA
Para uno es un rosado de piscina, para otros es ideal para las féminas. Realmente es un vino que siempre hay que tener en casa. Ese rosa pálido, tan sutil y elegante, entra por los ojos a la primera. En nariz les conquistará sus notas afrutadas, finas y elegantes.
El rosado Condesa de Leganza es otro monovarietal de Tempranillo, y a nosotros nos gusta tomarlo con los postres. Una tarta de manzana con ese punto de acidez, un brownie de chocolate negro o una tarta de zanahoria y remolacha pueden ser platos dulces perfectos.
Los quesos cremosos con frutos secos, las tartas o los bizcochos, el Condesa de Leganza tiene la acidez justa para darle ese contrapunto al dulce sin anular los aromas florales y armoniosos de su caldo.