La otra liturgia de la Cuaresma
Se acerca la Semana Santa y, aparte de tener unos días de descanso, salir de vacaciones y demás actividades de ocio, podemos dar rienda suelta a nuestro apetito y hacer un paréntesis en la operación bikini y abandonarnos a los dulces pascuales. Eso sí, siempre acompañados de buen vino.
Es decir, Semana Santa y una torrija sobrevuela nuestras mentes, pero no todo es torrija en estos días. Hay muchos más dulces, hechos por religiosas y no, que podemos disfrutar y que llevan el bendito vino como ingrediente y alegría. Si la lluvia o el presupuesto no nos permiten grandes escapadas, aquí tenemos ideas…
TORRIJAS DE VINO
Empecemos por lo clásico, unas torrijas para celebrar la Pascua. Las torrijas pueden ser de leche, de almibar y de vino.
Las torrijas de vino las solemos preparar con vino blanco dulce y unas ramas de canela. Para quitarle la intensidad del sabor a vino, las llevamos a ebullición y así cogerá el aroma de la canela y suavizará el propio del vino. En ese líquido dejamos empaparse las rodajas de pan y luego las pasamos por huevo para freírlas. Las espolvoreamos un poco con azúcar y ya están listas para tomar. Si las acompañamos de una copa de tinto, crianza o reserva, la experiencia es casi mística. Las mejores siempre serán las de nuestra madre o abuela….
HELADO DE VINO DULCE CON ALMENDRAS
Como las temperaturas se suavizan otra buena opción es preparar un helado de vino. Nada más sencillo que poner el vino con azúcar en un bol y batir. Añadimos nata y la montamos con esta mezcla. Cuando la mezcla ya es consistente se añaden lascas de almendras y se pone a congelar tres o cuatro horas. Para que quede más cremoso, se saca del congelador cada hora y se remueve. Lo podemos servir con frutos rojos y queda delicioso. Una copa de los Cavas de Faustino nos permite disfrutar de esta idea en cualquier momento.
ROSCOS DE VINO
Siempre es agradable pasar por un convento o monasterio y hacerse con unos cuantos dulces de religiosas. Los roscos de vino son un postre perfecto para terminar una comida de Cuaresma y acompañados de una copita de vino, dulce o no.
Si nos lanzamos a hacerlos en casa, no es complicado. Se pone aceite de oliva y sésamo a calentar. Se tamiza harina y se pone junto con manteca de cerdo, vino, azúcar glas y anís. Se añade el aceite con el sésamo y se mezcla.
Ya solo queda hacer bolitas pequeñas y darles forma de rosco. Se ponen en papel de horno y se hornean unos 12 minutos a 180 grados. Cuando estén hechos, los pasamos por azúcar glas y listo.
BIZCOCHO DE CHOCOLATE NEGRO Y VINO TINTO
Este bizcocho es espectacular. Es una de las pruebas irrefutables de que el chocolate y el vino son más que grandes amigos. Se mezcla mantequilla y azúcar, se van añadiendo huevos, y cuando está mezclado todo, se añade el chocolate derretido y el vino tinto. Harina tamizada, levadura y al horno. 35-40 minutos a 170 grados y el resultado es para chuparse los dedos. Delicioso para cualquier momento de la tarde o como “vínculo” de cualquier reunión.
TARTA DE CEREZAS AL VINO TINTO
Una tarta digna del oso Yogui. Un postre delicioso, con dulce sabor afrutado y con un toque de canela. Con una base de masa quebrada comprada nos sirve. La horneamos unos minutos hasta que se dore. Deshuesamos las cerezas y se cuecen con azúcar, canela y piel de naranja.
Aparte se cuece también vino tinto con canela hasta que reduce unas tres cuartas partes, se añade zumo de naranja y dos cucharadas de mermelada de grosellas. Se mezcla todo y se pone sobre la base. Se hornea unos 10 minutos a 200 grados y terminada. Delicioso y cruelmente adictivo…