Ideas finesas por una cena internacional
Papá Noel tiene todo previsto para el 24 de diciembre, el día “D” y la hora “H” para el legendario repartidor de regalos. Una tradición que adopta diferentes nombres y formas, pero que ha encontrado una estética que justifica el sobrepeso durante unos días. Todo tiene su historia. Este personaje introducido por martín Lutero en la Reforma protestante se refugia en la nieve del Círculo Polar finés, durante todo el año, para fabricar regalos y observar en la distancia qué tal se están comportando los niños y los mayores.
Tan exigente tarea exige ayuda, ya sea en forma de pequeños ayudantes de quien luego conoceríamos como Elfos. Y, por supuesto, una buena alimentación tradicional. La tierra del karjalanpiirakka y el leiäjuusto (pastel y estofado de Carelia, respectivamente) gusta de platos variados de carne y pescado ideales para combatir el frío y la nieve. También los postres, porque una buena comida merece rematarse de manera dulce. Helsinki sabe cómo sentarse a la mesa. Alguna botella de Faustino I y Campillo Reserva se ha visto en el trineo de este personaje.
Finlandia tiene encanto, eso vamos descubriéndolo poco a poco. Todos pensamos en esa clásica postal de Papá Noel en su taller fabricando juguetes, cargando su trineo, o bien en esa cabaña cálida y aislada pero perfectamente dotada para disfrutar de una larga temporada de desconexión en un entorno rudimentario. Pero ojo, la lucha contra los elementos puede ser dura y hay que alimentarse bien.
El plato fundamental que caracteriza la comida finlandesa, y que a buen seguro forma parte de toda buena cena de Navidad que se precie, es el pastel de Carelia: se trata de un arroz envuelto en una masa de harina de centeno y una salsa de mantequilla y huevo llamada munavoy. Un plato, como podemos adivinar, tan contundente como nutritivo, ideal para una larga jornada de trabajo en el exterior. Una copa de vino tinto siempre es bien recibida.
No olvidemos que la orografía y el clima finlandés es algo radical, y más entre diciembre y febrero: las temperaturas de muchos grados bajo cero son las habituales, y además abundan las zonas rurales, pese a la evidente concentración de la población en ciudades más grandes.
No cabe duda de que el Karjaalanpiirakka debe formar parte del menú de Navidad finlandés. Pero estamos ante una fecha realmente destacada que requiere de otros tradicionales aderezos fuertemente apegados a la tradición nórdica. Generalmente, se tratan de platos sencillos y de ingredientes tradicionales pero de atractivo universal: el jamón asado y el salmón no faltan en la dieta de los finlandeses en las fechas navideñas. En el primer caso, allí compran los jamones congelados o crudos en patas de gran tamaño que se hacen poco a poco en el horno. La salsa más habitual para complementarlo es la mostaza.
Pero estamos en Finlandia y, naturalmente, el salmón debe tener su espacio y éste es bastante destacado. El salmón fresco o ahumado elaborado con pimienta blanca y eneldo es una de las principales opciones de los finlandeses en esta época de frío y reuniones familiares. Los vinos blancos y los espumosos son una buena opción.
Los arenques marinados son una bonanza finlandesa que allí todo el mundo conoce. Se pueden utilizar distintos ingredientes, desde rábano a mostaza, para así darle un sabor u otro al contenido de nuestro delicioso tarro (que debemos guardar durante unos pocos de días antes de abrir). Una idea deliciosa, que no gusta a todo el mundo.
En esta tesitura ser vegetariano en Finlandia podría convertirse en una pesadilla, pero no es para tanto. Al fin y al cabo, no hay plato que asociemos más al invierno que una caliente sopa. En el caso de Finlandia se hace la de nabo sueco y la costumbre es elaborar una gran cantidad días antes de la propia comida de Navidad, ya que el paso del tiempo aumenta y favorece su sabor.
No obstante, y ya sea como entrante o complemento, la ensalada Rosolli de remolacha encurtida y patata es otra de las opciones destacadas. Lleva también pepinillo y zanahoria, además de cebolla y pimienta, mezclado bien con un aliño de nata y vinagre. Otro plato destacado por el que se suele optar, o que siempre está sobre la mesa de Navidad es el porridge, o las gachas de avena con arroz cocido, azúcar y canela.
Llegamos al apartado de los postres y aquí los finlandeses echan el resto. El pastel típico es el joulutorttu, una suerte de hojaldre con mermelada de ciruela y azúcar del que no podremos evitar probar más de uno y que protagoniza la dieta finlandesa durante noviembre y diciembre.
Este dulce de Navidad se complementa con las galletas de jengibre – un plato igualmente típico de otras nacionalidades – que aquí se practica y saborea en fechas navideñas junto a un té calentito o “glöggi”. Antes hablamos de una buena y caliente sopa vegetariana, pero ¿qué tal una sopa de frutas muy fácil de preparar? Solo se necesita agua, azúcar, canela y fruta deshidratada y variada con unas cucharadas de fécula de patata. Resultado dulce y garantizado.
En todo este proceso nos ha acompañado el original pan navideño finlandés, sin duda uno de los favoritos de Papá Noel. Este pan artesano es dulce y se suele servir con cáscara de naranja, lo que le da ese toque navideño que esperamos de una comida en esta fecha tan señalada. Si sobra, se puede congelar, así que no hay problema si los invitados son sosos o han llegado llenos.