Hay más, pero estas son suficientes para la primera botella.
El calendario tiene su ritmo. Llega el tiempo de las celebraciones, de las cenas de empresa, de las reuniones familiares, de brindar con amigos o quedarnos en casa a solas para evitar al conocido pesado.
Ahora todos nos acordamos del cava y nos acompaña en todos nuestros brindis… Pero, ¿y el resto del año? Siempre es bueno tener un motivo para abrir una botella de cava en cualquier momento. Aquí tenéis algunas buenas excusas para siempre que nos apetezca. Tener en el frigorífico un par de botellas de cava Faustino, es un recurso altamente recomendable para cualquier momento del año.
El corazón.
Un órgano que necesita acción… tanto a nivel emocional como saludable, el cava siempre es un gran compañero para alegrarle los días a nuestro músculo más preciado.
Cualquier momento romántico es mucho más intenso si se descorcha una botella de cava… Ya solo con el “plop” del tapón el ritmo cardiaco se acelera y empieza la emoción. Si a esto añadimos que el cava contiene una gran cantidad de polifenoles con poderes antioxidantes e hipotensores, nadie se podrá negar a tomar una o dos copas de cava para mantener sano y alegre a su corazón.
La alegría.
Un par de copitas de cava son más que suficientes para coger ese tono de chispa, que no llega a subirse a la cabeza, pero que entona el cuerpo y la mente para entregarnos a una buena conversación… o lo que se tercie.
No engorda.
El cava tiene menos calorías que cualquier bebida alcohólica… ese miedo de muchos a las calorías vacías del alcohol, con el cava tienen que perderlo. Una copa no tiene más de 80 calorías… vamos, como un yogur desnatado…
Potencia la memoria.
Según estudios científicos los tipos de uva utilizados para el cava y el champán contienen componentes que mejoran la capacidad de retentiva. El estudio viene de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña, y de momento, solo se ha probado en ratones… pero empezar con una copita de cava al día como terapia va a ser uno de nuestros propósitos del año… lo veo.
Está de moda.
Aprender a maridar el cava está de moda. Ya se quedó atrás la costumbre de tomarlo siempre al final de las comidas y con dulce. Los brut nature, los extra brut… todos combinan a la perfección con grandes platos y mejores aperitivos. Hay que perderle el miedo a tapear con cava, estarás a la última.
Mejora la piel.
El dióxido de carbono del cava ayuda a estirar la piel, tiene propiedades antioxidantes que frenan el envejecimiento y las manchas rojas. Puedes elegir entre bebértelo o echar una copita en un baño espumoso y caliente para que tus poros lo absorban… o las dos cosas a la vez.
Porque es la bebida de los reyes…
y quien no quiere sentirse como un rey de vez en cuando… El placer de saborear una copa de cava con sus tonos dorados, sus burbujas chispeantes no tiene precio y está a la altura de cualquiera. Un momento de relax y unos tragos de cava y la vida se ve de otro color… de color oro.
Y porque aporta glamour.
No es lo mismo un picnic con cervezas o tinto de verano que un picnic con cava. ¿Dónde va a parar? Pollo asado frío y un cava bien frío es el mejor picnic vintage con el que sorprender a una cita.
Fuera de este listado queda la razón más importante… “Porque está muy rico” palabra de un amigo.