Las cajas de nuestros vinos favoritos tienen una componente evocadora. Se beben sus botellas, pero siempre pensamos que guardarlas es parte del ritual.
Un segundo uso nos lleva a la recuperación en nuestra memoria gustativa de aquellos detalles que nos hicieron felices o que no cumplieron nuestras expectativas.
Usar las cajas es una opción perfecta para pasar otro fin de semana en casa.