El sacacorchos es un habitual que se suele encontrar en las cocinas de la mayoría de las casas, pero se vuelve un elemento imprescindible en la vida de cualquier aficionado al vino. También es importante mencionar que cómo en todo sector los corchos-tapones se modernizan y el uso del sacacorchos es algo que va ligado al mundo del vino clásico.
Lo cierto es que este accesorio tan simple, tiene múltiples versiones que se adaptan en función de los gustos o de la habilidad del usuario. Todos se pueden encontrar fácilmente, así que no hay que volverse loco para encontrarlos, además cada uno de ellos tiene su propio nombre. Otro aspecto a tener en cuenta es que se realizan en diferentes materiales y con distintos diseños.
Para que todo el mundo se haga una idea de los sacacorchos que se pueden encontrar en el mercado, aquí va un listado con los tipos que hay.
El de dos tiempos es el más frecuente entre profesionales por su fácil uso y precisión, así como entre aficionados con cierta experiencia. Como su nombre indica, hacen falta dos pasos de apoyo para poder sacar el corcho y abrir la botella de una forma sencilla. Su tamaño es pequeño y además viene equipado con un pequeño cortacápsulas, por lo que es perfecto tanto para llevarlo encima como para guardarlo en un cajón. La pericia con este modelo dice mucho de la persona que lo usa.
Probablemente, el más habitual en las casas es el de alas. Su uso está muy extendido entre las personas que necesitan un punto de apoyo desde el comienzo. Su diseño permite abrir una botella sin necesidad de tener mucha habilidad ni fuerza. La pega es que ocupa demasiado espacio en comparación con otros sacacorchos como el de dos tiempos. La opción más básica, pero también es muy efectivo.
El sacacorchos en forma de Tes es perfecto para los más clásicos y, sobre todo, para las personas con mucha fuerza y habilidad. Este abridor es el de diseño más simple y, al mismo tiempo, el menos práctico. No cuenta con ningún punto de apoyo por lo que el corcho hay que sacarlo a pulso, algo que provoca muchas roturas de corchos. Actualmente hay muchos abridores de este tipo con diseños muy modernos y originales.
Los principiantes o para personas que no se acostumbran al uso de los abridores anteriormente mencionados, tienen en el de rosca a su sacacorchos ideal. Su uso es muy sencillo, ya que solamente hay que girar la pieza superior en la misma dirección hasta que el corcho salga de la botella. Este tipo de abridor ocupa espacio, al igual que el de alas, y su precio suele ser elevado.
Y para los amantes de los vinos de guarda, el abridor más indicado es el de láminas, ya que permite sacar el corcho sin dañarlo.Este tipo de abridor es el más complejo de todos y el que requiere de más habilidad. Se usa introduciendo las láminas entre el cuello de la botella y el corcho, y se puede sacar el corcho intacto sin realizar ningún agujero. Se suele emplear cuando el corcho está estropeado, aunque se corre el riesgo de que el corcho caiga al interior de la botella.
Para quienes quieren abrir sus botellas sin complicaciones, su sacacorchos es el eléctrico. Y precisamente por ser eléctrico, este tipo de sacacorchos no requiere ni de habilidad ni de fuerza. Tan solo hace falta colocarlo en el cuello de la botella y accionarlo hasta que el corcho esté fuera de la botella.
Por su facilidad de uso, el de palanca es uno de los preferidos por las personas que se inician en el mundo del vino. Hay que colocarlo alrededor del cuello de la botella y accionar la palanca hacia abajo para introducir la espiral y hacia arriba para sacar el corcho.
Y, por último, el de aire comprimido que está indicado para los que desean métodos diferentes que no requieran demasiada habilidad, aunque quizá es el de uso menos extendido. El mecanismo consiste en la inyección de una aguja a través del corcho y bombear para introducir aire hasta que el corcho salga de la botella. No se emplea mucho ya que puede remover sedimentos y/o alterar el vino al introducir el aire. No olvidemos que lo importante de todo este ritual es poder beber el vino.