Para una buena aficionada al vino
¡Cómo cambian los tiempos! ¿Dónde quedaron esos tiempos en los que las doncellas hacían durante años su ajuar? Bordaban sábanas, manteles y cortinas, luego acumulaban vajillas y cristalerías. Todo para cuando llegase el momento de tener su soñado hogar. A pesar de todo, hoy eso se ha sustituido por un viaje a Cancún en un todo incluido. Todo parece menos glamuroso, pero más divertido.
Aún así todavía hay hogares que conservan la tradición de sacar las copas adecuadas para cada tipo de vino a la hora de la mesa, y aunque sea ponerse un poco más “sofisticado”, en ocasiones se agradece. Si quieres hacer acopio en tu casa de las copas imprescindibles para cada vino y quedar como un lord o una madame, cuando te inviten a una cata, aquí tienes las principales tipos de copas para cada tipo de vino.
Como norma general una copa de vino, sea para el vino que sea, tiene que ser de cristal liso, transparente e incoloro. Muy fina, con un grosos de un milímetro más o menos, y tener un tallo y un pie que permita coger la copa sin tocar el cáliz, para no variar la temperatura del vino. Cierto es que se están poniendo de moda las copas si tallo, pero de momento eso es puro esnobismo.
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Copa Borgoña
Principalmente para los Pinot Noir. La copa borgoña es una copa grande, de cáliz barrigudo y voluminoso y cuello ancho (algo así como un portero de discoteca).
Esta copa permite que los aromas potentes de la Pinot Noir suban mejor, permiten que el vino respire y también que se agite con facilidad para airearlo. Este tipo de copa sirve perfectamente para vinos que hayan estado tiempo en barrica. Riojas, Riberas, los del Priorato, Toro y Bierzo.
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Copa Cabernet Sauvignon
Es una copa con el cáliz más alargado, más pequeño y con el cuello cerrado aunque no muy estrecho. Se usa para vinos ligeros de estructura pero con sabor. Los tintos atlánticos de la Ribeira Sacra y de las Rías Baixas, funcionan muy bien en este tipo de copas porque al ser más pequeñas no da tiempo a que suba la temperatura.
3. Copa de Burdeos
Esta es la copa más estándar para los tintos, la que tiene todo el mundo en sus casas. Es muy parecida a la Cabernet Sauvignon pero un poco más grande. Para casi todos los tintos españoles, esta copa es adecuada, pero sobre todo para la garnacha y para vinos jóvenes y crianzas. El cuello largo le permite que los aromas se concentren y que la copa se pueda agitar bien.
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Copa Blanco Seco
Son copas grandes, con tallo alto y una base de cáliz ancha con el cuello en cilindro para que cierre bien. Así el vino respira y conserva al mismo tiempo los aromas. Las copas de vino blanco nunca se llenan como en los pubs ingleses ( a modo de caña) siempre es mejor a pequeñas cantidades para que no cojan temperatura. Esta copa es ideal para los secos de Rioja, Navarra y como no, para los Verdejo.
5. Copa Chardonnay.
Esta copa es peculiar para ser de un blanco. No es esbelta y tiene el cuello amplio. La razón es porque este tipo de vinos son muy afrutados y ligeros y ofrecen todos sus aromas en el primer trago.
6. Copa Flauta
Esta es la copa típica para los cavas o champagnes. Son copas estrechas en forma de chimenea para que la aguja no se escape, aunque últimamente también se utilizan las antiguas copas de champagne de cáliz barrigudo y abiertas. Teorías de cual es mejor o peor hay muchas, pero estas últimas dan un toque retro muy cool.
7. Copa Jerez
Pequeña, de cáliz alargado y cortito, y de tallo corto y grueso. Es ideal para los vinos dulces, su grosos suele ser un poco más grueso para mejorar la conservación de la temperatura y para que las señoras de pelo cardado (grandes amantes de los vinitos dulces) no se corten al cogerlas.