Churrasco, Feijoada, vinos y un poco de Bossa Nova
La cocina brasileña se abre al mundo. En Brasil todo es mezcla, mestizaje, fusión. Una cultura con estos tres ingredientes tiene el éxito asegurado. En su cocina sucede lo mismo, es el resultado de una fusión entre la gastronomía nativa, las recetas de los esclavos africanos y la de los inmigrantes europeos. Una delicia que se puede, y se debe, disfrutar con buen vino.
Brasil es uno de los países más grandes de Latinoamérica, eso implica varios climas, orografías y una variedad de productos impresionante, que aportaron exotismo a las recetas traídas de allende los mares. Gracias a esto, los sabores de la cocina brasileña son aromáticos, con texturas particulares y con unos sabores que no hay que dejar de probar. Los vinos de Martinez Zabala “bailan” muy bien en estas mesas.
EL MÁS CLÁSICO, LA FEIJOADA
Cuentan que este plato lo crearon los esclavos africanos, a los que se les dejaba las partes menos nobles del cerdo para comer. La feijoada consiste en un plato de frijoles cocinados con carne deshidratada de cerdo. La base es sencilla, pero lo que la hace peculiar es la farofa con la que se acompaña (harina de mandioca), el arroz blanco con las hojas verdes salteadas con ajo y salsa picante, y a veces la longaniza ahumada que se le agrega. La manera de cocinarlo, como cualquier guiso de legumbre, a fuego lento y con mucho cariño.
No hay viaje a Brasil en el que no disfrutemos de este humilde plato, que es hoy el embajador culinario del país. Como acompañante, un crianza de Campillo nos va acercar a una experiencia deliciosa.
EL MÁS INTERNACIONAL, EL RODIZIO
Los rodizios han conquistado la mayoría de las ciudades del mundo. Restaurantes en los que degustar buena carne, bien asada y ensalada.
Para hacer una buena picanha a la brasa en casa, solo hay que calentar muy bien la parrilla, salar abundantemente hasta formar una costra alrededor de la carne y colocar en el fuego. Lo primero es dejarlo sin mover durante dos minutos, luego al darle la vuelta, la costra de sal se desprenderá y cocinamos la carne durante 12-14 minutos.
Para servirla raspamos la sal que haya quedado y se lonchea. Buenísima y super tierna. Esta carne se merece un Gran reserva Faustino I con gran cuerpo. Y a disfrutar que el ambiente pone el resto…
LA HERENCIA PORTUGUESA, LA MOQUECA
Este plato es otro de los grandes populares en Brasil. Es una interpretación de las caldeiradas portuguesas con un toque de exotismo indígena.
Normalmente se prepara con pescado o camarón. Pimiento, cebolla, cilantro, pimienta… y lo que la diferencia, el aceite de dendé y la leche de coco que trajeron los africanos a este país.
Por lo general, se sirve con arroz y su sabor es de una intensidad muy peculiar. A este plato le va muy bien los Fortius Rosados gracias a su equilibrio entre la Merlot y la Tempranillo.
EL MÁS COSTERO, LA CASQUINHA DE SIRI
Este plato es sencillo y muy sabroso. Se suele comer en las zonas de la costa y consiste en carne de cangrejo cocinada con sofrito de pimiento, cebolla y tomate. Esta mezcla se coloca en el caparazón del cangrejo y se espolvorea con harina de yuca y queso. Después se gratina al horno y le queda una costra crujiente y un relleno jugoso.
Podríamos decir que es una evolución brasileña del tan querido tigre patrio y de la vieira al gratén. En cualquier caso, la casquinha de siri es un tentempié perfecto para tomar con un Campillo Blanco fermentado en barrica.
EL SNACK FAVORITO DE LOS BRASILEÑOS, LA COXINHA
Esta croqueta con forma de pera es simplemente queso cremoso mezclado con pollo desmenuzado y rebozado en harina de mandioca. Este es el clásico que hay que probar sí o sí si se viaja a Brasil, pero las hay muy variadas, hasta dulces. El 18 de mayo es el Día de la Coxinha, un buen momento para degustarlas acompañadas con un Portia Verdejo. La música queda a elección de los comensales.
