La fiesta de Halloween ha llegado para quedarse. Hay a quien le gusta y a quien no, como todo, pero la realidad es que es una celebración que gana adeptos cada año y ya es uno de los rituales más extendidos por todo el planeta.
Los detractores se quejan de que es una fiesta norteamericana que no tiene nada que ver con nuestra cultura europea y por tanto no debería formar parte de nuestras costumbres.
“No tan deprisa”, responden los que están a favor de ella. Aunque lo que llamamos Halloween efectivamente es algo que ha llegado recientemente desde Estados Unidos, su origen es muy antiguo y, sobre todo, europeo. Todos sabemos que Estados Unidos es una sociedad joven, que como país no tiene ni 250 años, y que al estar creada con inmigrantes de muchos orígenes sus tradiciones también pueden estar originadas en cualquier lugar del mundo. Halloween es una de ellas.
El origen de Halloween hay que buscarlo en una celebración de los antiguos pueblos celtas llamada Samhain, que estaba relacionada con el final del verano y de las cosechas. Con la llegada del otoño los días se acortaban y llegaba el frío. Era el momento que habían elegido para establecer el cambio de año. Según la tradición, en esta celebración del Año Nuevo se producía un fenómeno especial: las puertas que separan normalmente el mundo de los vivos y los muertos se abrían momentáneamente y, por tanto, algunos espíritus vagaban por el mundo. Para que no se perdieran ni se enfadaran se ponían luces en los caminos y las casas. En esos tiempos remotos se tallaban nabos y se ponían en su interior unas ascuas que emitían un resplandor que guiaba a los espíritus en su camino de visita a sus antiguos hogares. Los niños pedían ofrendas para las ceremonias.
Pasaron muchos siglos y las cosas cambiaron. La romanización primero y el triunfo del cristianismo después acabaron con la religión de los druidas celtas y las celebraciones paganas. Sin embargo, no todo había desaparecido, y algún papa decidió que la mejor manera de luchar contra una celebración pagana era incorporarla a otra cristiana. Y así el antiguo Samhain se unió a las festividades cristianas en honor a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos. Todos seguían con sus celebraciones antiguas y todos estaban contentos.
En el siglo XVIII los irlandeses que habían emigrado a América retomaron esta celebración para honrar a los espíritus vagabundos y, recuperando las antiguas costumbres, colocaban las luces en calabazas talladas porque éstas eran más abundantes y fáciles de trabajar que los nabos que utilizaban sus antecesores.
Está claro que lo que ha llegado ahora y tiene su origen directo en la celebración norteamericana pero su poso cultural es mucho más antiguo. Otra de las razones del éxito de Halloween es la tendencia humana a la fiesta y la celebración. Y si además hay disfraces, dulces, y ocasión de trasnochar, el éxito está asegurado.
Y si hay fiesta y celebración entonces hay reunión de familiares y amigos y, por lo tanto no puede faltar el vino, que es el elemento fundamental en las fiestas.
Algunas bodegas, sobre todo en Estados Unidos, han empezado a llevar Halloween al mundo del vino, con etiquetas relacionadas con la celebración de la noche del 31 de octubre. Incluso sacan vinos con nombres curiosos tipo Hueso Seco, Verdadera Sangre, o Castillo del Vampiro. Otros añaden directamente sus monstruos favoritos a las etiquetas. En un curioso juego de palabras, el Halloween se convierte en Hallowine.
En México, donde se celebra con tanta pasión el Día de Difuntos, también hay bodegas que llenan las etiquetas de los vinos con imágenes de esqueletos.
Cualquier motivo es bueno para beber una copa de buen vino, y por las ciudades aparecen estos días fiestas de Hallowine, en las que el vino es protagonista esencial de la jornada. Y si no se quiere ir a un sarao con mucha gente siempre es posible festejar en casa con las personas más cercanas. Sí, estos días son buenos para abrir una botella de buen vino y beberlo a la salud de los presentes y recordando a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros. Un brindis por ellos es la mejor manera de vivir nuestro particular Hallowine.