El sur de Burgos es territorio propicio al descubrimiento y la sorpresa. Cuántos viajeros apresurados pasan de largo a gran velocidad por la moderna autovía y permanecen ajenos a las bellezas y los atractivos que se esconden a pocos kilómetros de distancia. Seguro que, siempre que pasan en los coches piensan que la próxima vez deberían parar y disfrutar de lo que se puedan encontrar. Pues esa vez ha llegado, cojan el coche y diríjanse al sur de Burgos. Damos aquí ocho pistas, ocho propuestas que merecen la pena, pero podríamos haber puesto 16 ya que la zona lo merece. Probablemente volvamos otra vez con nuevas ideas
Maravillarse ante la naturaleza intacta
Basta con salir de la autovía que atraviesa la provincia de norte a sur para encontrarnos en medio de la naturaleza que parece no haber sido alterada en los últimos siglos. Podemos empezar por Zuzones, el pueblo que ocupa el último puesto en el listado alfabético pero uno de los primeros en nuestro corazón viajero. Tomar el desvío hacia Zuzones a las afueras de Aranda del Duero dirección N-122 es una de esas sorpresas que depara al viajero. Esta tierra castellana depara parajes singulares como esa maravilla llamada las chimeneas de las hadas, unas peculiares formaciones geológicas. El camino atraviesa extensas manchas de esos bosques que tanto nos gustan: enebrales, sabinares y encinares.
Revivir la historia en el monasterio de la Vid
En estos parajes solitarios y poco poblados destaca la huella de la historia. Y la sorpresa nos la da el Monasterio de La Vid (¡qué buen nombre para un monasterio!), fundado en el siglo XII aunque la iglesia actual es gótica con una maravillosa cabecera de bóveda estrellada. Al llegar llaman la atención las enormes dimensiones y ese porte herreriano que nos recuerda de alguna manera al Monasterio de El Escorial.
Comer y pasear en Aranda de Duero
Hay que hacer lo posible para entrar en el casco antiguo de Aranda por el camino de siempre, la llamada carretera de Madrid, y cruzar el Duero ahí mismo. Y luego lanzarse a caminar por la Plaza Mayor y la calle Arias Miranda para descubrir los tesoros de la villa, como la iglesia de Santa María con una fachada de las que no se olvidan, puro retablo de piedra. No es posible salir de Aranda sin comer en alguno de sus asadores el míticos lechazo.
Disfrutar de la vida con un plato de morcilla
Uno de los placeres de la vida es entrar en un bar de pueblo y pedir una de morcilla. Hay lugares donde te arriesgas porque no sabes qué te van a dar pero en Burgos el éxito está asegurado con uno de los productos más exquisitos de la gastronomía popular. Esa cebolla horcal que está fresca en los meses de la matanza le da un carácter especial. Hay que imaginarse la escena: morcilla de Burgos, pan de pueblo, dos huevos fritos y una copa de Portia.
Viajar al tiempo de los romanos
Clunia fue una importante ciudad romana y conserva las ruinas del teatro excavado en la roca. En el museo se descubren unos mosaicos que nos hablan de unas artes que ya parecen irremediablemente perdidas pero que en otros siglos representaban el súmmum de la elegancia y el diseño. Hay que pasear entre los restos e imaginarse cómo era la vida en este lugar hace un par de milenios.
Recorrer en bicicleta las sendas de la vieja Castilla
El padre Duero marca el camino y nada hay comparable con pasear por sus orillas en bicicleta. Nunca hay cuestas que resulten penosas de superar y la jornada discurre plácida y tranquila. Se puede buscar una GR, un itinerario de gran recorrido, para buscar un camino marcado pero también se puede seguir el río llevados únicamente por el instinto y las veredas que se vayan encontrando. Un bocadillo junto a una fuente será el momento de descanso, pero si encontramos una tasca que ofrezca lo que ya hemos mencionado, una de morcilla y una copa de Portia, pues dejamos el bocadillo para otro día.
Descubrir los encantos desconocidos de Gumiel de Izán
Nada como salir de los caminos trillados y descubrir tesoros poco conocidos. Una pista: salir de la N-I y acercarse a Gumiel de Izán. Un pueblo pequeño lleno de detalles encantadores, de esos que te hacen estar encantado con el desvío. Hay restos de murallas y de una fortaleza pero el gran edifico histórico de la villa es la iglesia de Santa María, de estilo gótico aunque con fachada barroca. El retablo mayor es uno de los tesoros de la provincia.
Visitar la catedral del vino
En Gumiel de Izán hay muchas bodegas subterráneas, igual que en muchos otros pueblos de la zona. Pero lo que es único es la verdadera catedral del vino que inauguró en 2010 Bodegas Portia. Es el ejemplo máximo del perfecto maridaje entre tradición y modernidad que se vive en esta tierra de buen vino. Algo incomparable y de hecho son las únicas bodegas diseñadas por el prestigioso estudio de arquitectura de Norman Foster. Un triunfo del trabajo bien hecho.
