Lerma, lo mejor para triunfar en una escapada de fin de semana es hacer un cóctel con ingredientes variados: elegir un buen alojamiento, hacer algo de actividad física, disfrutar de la cultura y la naturaleza del lugar, gozar de la gastronomía local y descubrir algo especial. ¿Un destino? Pues Lerma, en Burgos, es una opción perfecta.
Esta población con nombre aristocrático se presenta como un lugar perfecto para encontrar todos esos elementos. Hace ya tiempo que el turismo por las tierras de Castilla dejó de ser visitas solo a catedrales y fortalezas. Aunque, llegado el caso, no hay que despreciarlas. Simplemente hay que asumir que ahora la oferta es infinitamente más variada. Lo que permite disfrutar mucho más.
Es fácil llegar a Lerma, que se encuentra justo al lado de la N- I. Dos horas desde Madrid o Bilbao y poco más de una hora desde Valladolid. Desde el altozano en que se ubica se domina todo el valle del río Arlanza. Casi en paralelo al río, una estrecha carretera comarcal que serpentea entre pueblos que parecen sembrados en un mar de trigos y resulta una tentación seguirla.
Lo mejor es instalarse en el parador de Lerma, que se encuentra en el mismísimo Palacio Ducal, una de las joyas arquitectónicas e históricas. Es uno de esos lugares en los que se siente la historia, se disfruta del poso que ha dejado el paso de los siglos y de las comodidades modernas de una instalación hotelera inmejorable. Dan ganas de pasar un buen rato en ese patio rodeado de galerías y columnas, pero también vale la pena disfrutar de un buen paseo por la ciudad. No hay que perderse la colegiata de San Pedro que, como el palacio, es un imponente edificio del siglo XVII.
Nada mejor para disfrutar de un fin de semana que buscar el contraste. Y del paseo por las calles repletas de historia podemos pasar a los hoyos del campo de golf. Unos golpes certeros bajo el limpio cielo burgalés permiten bajar la cena y el desayuno de Lerma y entonar el cuerpo y la mente para la siguiente etapa. Si seguimos queriendo variar el menú de los ingredientes del fin de semana, nada mejor que visitar las bodegas Portia. No es cualquier cosa ya que es la única bodega del mundo que ha sido diseñada por Norman Foster, que dirige el que tal vez sea el estudio de arquitectura más famoso y reconocido del mundo.
En la visita a las bodegas se puede admirar la creatividad del artista británico, que se combina perfectamente con la funcionalidad que se espera de una instalación industrial moderna. Y, por supuesto, conocer el proceso de elaboración de los vinos que han dado fama a estos creadores. Una excelente opción es maridar la prueba de los vinos con las propuestas de Triennia Gastrobar, que plantea un interesante diálogo entre la cocina tradicional y las nuevas tendencias gastronómicas.
Queda tanto por descubrir en la zona… Carreteras que se pierdan por las anchas tierras de Castilla y nos llevan a pueblos cargados de historia. Covarrubias es uno de ellos, un lugar que parece sacado de un escenario de película ambientada en la Edad Media. Al traspasar la puerta de la muralla y caminar por calles estrechas entre casas centenarias con fachadas de piedra o con entramado de madera, muchas de ellas con blasones, uno cree que se encuentra en un museo de arquitectura. Descubrir la Colegiata y la Torre de Fernán González es una sorpresa maravillosa.
