Sabores generosos, formas divertidas
El buen tiempo se nos viene encima, se impone el momento de las comidas ligeras, y no solo por la operación bikini, sino porque el cuerpo se relaja y ya no es necesaria tanta ingesta de calorías. Una de las opciones más socorridas para este cambio de temporada son las ensaladas, sobre todo las de pasta, que en un solo plato tenemos toda la pirámide alimenticia y parte de la otra.
Las ensaladas de pasta son el gran comodín de la temporada. Para tomar en casa, llevar al trabajo o preparar una reunión campera, siempre son bien recibidas y su maridaje es amplio y variado. Un plato sabroso, bonito, fácil y barato.
Empecemos por el tipo de pasta ideal para hacerlas. Lo mejor es optar por una pasta seca, de buena calidad y de sémola de trigo duro. Los italianos, aunque parezca mentira, nos copiaron la idea de comer la pasta en ensalada y, si bien ellos se lanzan sin pudor a utilizar formatos de todo tipo, nosotros preferimos siempre las pastas cortas y con superficie estriada para coger bien el aliño.
La mejor opción es que quede siempre al dente, ya que si no su sabor y textura no suelen resultar tan agradables. Aunque más de un italiano se llevaría las manos a la cabeza si la enjuagamos una vez cocida, en el caso de las ensaladas es conveniente, así se queda más suelta y le bajamos la temperatura rápido. Un buen vino no tiene nacionalidad y siempre es bien recibido.
1. Ensalada de espirales al estilo tabulé
Las espirales son una de las formas más agradecidas para las ensaladas. Una cosa tan simple como añadirle pepino en cuadraditos, tomate, bien de perejil y unas hojas de menta hace que tengamos como resultado un plato delicioso y refrescante. Para aliñarla podemos hacer uso de un poco de aceite de oliva virgen extra y un buen chorro de zumo de limón. Una fusión italo-hispano-árabe.
Los vinos blancos con toques cítricos son los vinos que mejor pueden acompañar esta refrescante ensalada. Si tienes unas botellas de Fortius Blanco Chardonnay pueden ser una muy buena opción.
2. Pajaritas con langostinos y aguacate
Que el aguacate y el langostino se llevan de maravilla no es ningún secreto, y más aun si lo añadimos a unas pajaritas, unos brotes de berros, tomate cherry y parmesano rallado por encima. Un poco de AOVE, rallamos un poco de la piel de un limón y ya está, deliciosa. Los rosados se llevan todas las papeletas para ser el compañero perfecto para esta proteínica ensalada. Las grasas del aguacate luchando contra los aromas de un Campillo Rosado no permiten no cambiar de vino en todo el menú
3. Conchitas de pasta con vinagreta de guisantes y pistachos
En la vida hay que arriesgar. Las conchitas de pasta también son un gran clásico de las ensaladas. Su textura y lo bien que mantienen el tipo pasado un tiempo las hace perfectas para los platos fríos o templados. En este caso la ensalada se puede tomar templada y así acompañar a la vinagreta de guisantes en su calidez.
El truco está en cocer unos guisantes, reservar la mitad para añadir enteros a la ensalada y la otra mitad triturarla con los pistachos, aceite, zumo de limón y un poco de sal. Para servirla le va siempre bien un poco de pimienta negra molida y un tinto joven y afrutado, que aligere la grasa de la vinagreta. Plato perfecto para tener en el frigorífico y bajar a la piscina sin manchar. Regla de oro el fin de semana, el que no ensucia no limpia.
4. Ensalada de rigatoni al estilo de Louisiana
Por supuesto que si la inspiración viene de Louisiana tiene que llevar pollo y bacon, pero tranquilos, la inefable salsa barbacoa nos la ahorramos para no generar tensión en la mesa.
Los ingredientes que lleva esta ensalada son la pasta, pollo a la brasa, bacon crujiente, queso feta, brotes de espinaca y tomates cherry.
El aliño es el toque de distinción: una vinagreta de mostaza con azúcar de caña y balsámico. Rica y contundente, un Portia crianza estimula los sabores y aporta un punto de equilibrio a esta recerta.
