Rioja Alavesa, pueblos con encanto

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Rioja Alavesa, pueblos con encanto

Pueblos que merecen ser conocidos en la Rioja alavesa

La parte meridional de la provincia de Álava es tierra de vino, arte y paisajes. Y de larga historia. Durante la Edad Media perteneció a Navarra y recibió influencias del otro lado de los Pirineos como demuestra ese aire francés que se encuentra en las obras de arte que tanto abundan en estas tierras.

El Camino de Santiago dejó un número extraordinariamente alto de templos, reflejo de su florecimiento económico y cultural. El vino tan renombrado de estas tierras cobró fama más tarde, sobre el siglo XVIII. Vinos limpios, aromáticos, de graduación alcohólica media, que gustan a todos y que son la seña de identidad de estas tierras cercanas al Ebro. Sí, tierras de arte, paisaje y vino del bueno. Un recorrido por la Rioja alavesa es un trasiego por aldeas, pueblos y pequeñas ciudades llenas de historia. Hay unas cuantas que bien merecen una visita.


Rioja Alavesa, Laguardia

Laguardia.

Es uno de nuestros lugares favoritos y al que apetece volver continuamente. Es una villa amurallada y todavía se conservan varias partes de los muros de antaño así como las puertas de acceso. En sus calles estrechas se conserva un buen número de casonas solariegas, por ejemplo la del fabulista Samaniego. La iglesia de Santa María de los Reyes ofrece una de las fachadas góticas más bellas de Europa repleta de tallas policromadas. A su alrededor hay varios lugares de interés arqueológico y la maravilla de Bodegas Campillo, un château dedicado al vino de Rioja. Su colección de arte es un valor añadido…


Rioja Alavesa, Oyon

Oyón.

Cerca de los límites don Navarra y La Rioja y protegida por la sierra de Cantabria. Hay que fijarse en la portada de la iglesia, que muestra el tránsito entre el gótico y el renacimiento. Una mezcla de buen vivir y arte  que se refleja en los bares a la hora del aperitivo. Otra visita fundamental es a Bodegas Faustino, el primer exportador de grandes reservas de Rioja.


Rioja Alavesa, Peñacerrada

Peñacerrada.

Vale la pena ir hasta Peñacerrada para entrar en la villa amurallada por esa puerta flanqueada por dos torreones cilíndricos, un recuerdo de tiempos de guerra, de tierras de frontera y de aventuras perpétuas. Ahora se disfruta de una paz que incita al paseo tranquilo.


Rioja Alavesa, Lanciego

Lanciego.

Las fuentes de Lanciego son famosas por su esplendor barroco. Y qué me dicen de los retablos renacentistas de la iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, que están en lo más alto del patrimonio artístico religioso de Álava.


Rioja Alavesa, Labastida

Labastida.

Villa de realengo situada a los pies del monte Toloño. Las puertas de la muralla nos permiten acceder a calles repletas de casas imponentes. Se le podrá disculpar al visitante que crea que la iglesia parroquial es en realidad una catedral, dado su porte y monumentalidad. Hay restos arqueológicos romanos por la zona, lo que nos habla de su importancia desde hace milenios.


Rioja Alavesa, Elciego

Elciego.

Entre viñedos, Elciego respira historia por los cuatro costados. Casas blasonadas nos hablan de familias ilustres de otros siglos, como la del arzobispo Navarrete, que hizo mucho por su ciudad. En la iglesia se mezclan elementos renacentistas y barrocos y se nota que está construida sobre un templo más antiguo. El tiempo ha modelado una villa en la que se respira el pasado y el presente.