En la vida se puede hacer cualquier cosa, pero hay que hacerla con estilo. Está muy bien disfrutar del buen tiempo de principio del otoño, salir al campo y gozar de la naturaleza. Incluso organizar una salida un poco larga que implique comer fuera.
Pero, por favor, no caigamos en el pecado de solucionar esa comida con un bocadillo de mortadela y un trago de agua de la cantimplora. Insistimos en el estilo como norma de vida. Si queremos pasar un día en el campo, con el aire puro, la luz, los cielos anchos y el apetito que todo esto trae consigo, y ya sea en pareja, con los niños o con amigos, se impone una comida satisfactoria. Seleccionar un buen vino, casi se da por obligación.
Y nada mejor que llevarlo todo bien ordenado en una cesta de picnic.
La cesta de picnic presenta muchas ventajas en sí misma. La primera es que hace que no se nos olviden cosas ya que nos muestra el espacio necesario para determinados objetos: vasos, platos, cubiertos, servilletas, sacacorchos, salero y pimentero, etc. Un detalle muy importante es elegir la cesta adecuada para el número de personas que acudirán a esa comida campestre.
La cesta de picnic es el objeto que mejor representa la unión de dos mundos: la naturaleza y la sofisticación, el campo y el estilo, el aire puro y una comida de primera. Las cestas de mimbre nos hablan de productos naturales, de toda la vida, trabajados por artesanos que utilizan técnicas centenarias de creación de objetos útiles y bellos. En estos tiempos de producción en masa, de plástico y objetos sin alma, la cesta de picnic nos reconcilia con nosotros mismos, con la cultura y la naturaleza.
Sólo queda organizar una salida con las personas adecuadas, elegir un surtido de comida buena y fácil de preparar (quesos, embutidos, sándwiches, fruta, cupcakes…) y, sobre todo, un buen vino. Hay decenas de referencias del Grupo Faustino que encajan perfectamente en una cesta para una comida campestre: vinos suaves, con carácter, tintos, rosados o blancos, que alegran la comida y nos hacen sentirnos felices en el campo, con buena compañía, buena comida y buena bebida. Un Niño, un Fortius, un Faustino V o un Portia… son buenos compañeros de brindis.
Cesta Álamo
Es una cesta perfecta para una escapada en pareja. Pequeña pero con todo lo necesario ya que trae dos platos de cerámica y dos copas de vino además de cubiertos, sacacorchos, salero y pimentero. Un forro interior elegante redondea la sensación de vivir un momento especial.
Red Hamper
Red Hamper es un nombre especial en la cestería británica, con un amplio surtido de cestas para gozar una comida en la campiña. Hemos elegido esta DeluxeFullyFittedTraditional Picnic Basket porque nos hace sentirnos especiales. Hay un modelo para dos y otro para cuatro personas. Además de platos de cerámica, cubiertos de acero inoxidable, copas de vino de cristal y los accesorios habituales tiene detalles como mantel, tazas de acero, termo y funda isotérmica para conservar bien los alimentos. Y esa asa forrada en cuero que enamora.
Marine de Les Jardins de la Comtesse
En muchas cestas se impone el toque british pero no podemos olvidarnos de la escuela francesa del pique-nique, la palabra que da origen a este tipo de comida campestre. El modelo Marine tiene un exterior que mezcla el mimbre con gruesas cuerdas blancas, y la manta de rayas azules y blancas aporta estilo y glamour. En el interior dispone de un compartimento estanco para mantener frías tanto la comida como la bebida. Muy convenientes las bolsas para guardar los platos sucios después del festín.
VonShef
VonShef propone soluciones modestas y económicas para un picnic satisfactorio. Este modelo para cuatro personas incluye todo lo necesario para disfrutar de la vida a un precio asequible y por tanto renunciando a ciertos lujos. Pero tiene el sacacorchos, que acaba siendo el elemento fundamental para decir que podemos confiar en una cesta.