Cata de vinos, una experiencia enriquecedora.
La primera vez puede haber algo de nervios al enfrentarnos a una actividad novedosa pero lo importante es saber que se viene a disfrutar y aprender. No pasa nada si reconocemos que no sabemos de vinos o si no distinguimos aromas, sabores o quién sabe qué otro concepto. No hay que tener complejos de ninguna clase a la hora de visitar una bodega y hacer una cata de algunos productos. Tal vez la única obligación es no pretender saber de lo que no se sabe. Con el ánimo tranquilo y ganas de descubrir vinos nuevos podemos acercarnos con naturalidad a una cata.
Podemos establecer un decálogo para disfrutar de una cata. Lo interesante es distinguir qué detalles dependen de nosotros y cuáles no.
Empecemos por los elementos que escapan a nuestra voluntad y los debe aportar quien organice la cata.
- Organizar bien el entorno: un espacio sin ruidos, humedades ni olores, confortable, bien ventilado e iluminado. En ocasiones este punto no se cumple y se hace la cata en la misma bodega, junto a toneles y barricas, y en este caso habría que ver si lo que aporta el ambiente compensa los inconvenientes.
- Es necesario ofrecer una superficie blanca para percibir el verdadero color del vino. No vale verlo a contraluz en una ventana ni sobre una servilleta. Este detalle enlaza con lo mencionado anteriormente respecto a la iluminación del lugar.
- Deberemos disponer de una hoja de cata en donde podamos escribir nuestras observaciones. Conviene guardarlas para ir mejorando nuestro conocimiento y experiencia a lo largo del tiempo y en diferentes catas. Además nos servirá para ir comparando vinos y definiendo nuestros gustos e intereses.
- Las copas deberán ser las apropiadas para el vino que se cata en cada momento. Existe una homologación de copas así que no debería haber problemas ni discusiones sobre este tema. No es necesario incidir en el detalle de que las copas deben estar limpias y bien aclaradas.
- No hay buena cata sin una escupidera. Puede haber un cierto reparo a utilizarla la primera vez pero uno se acostumbra enseguida, sobre todo cuando descubre que una buena cata no significa beberse una copa entera cada vez que se prueba un vino diferente.
- Un detalle fundamental es limpiar la boca entre vino y vino para disponer siempre de las mejores condiciones sensoriales. Lo mejor es utilizar pan o agua para limpiar la lengua y el paladar. Nunca debe faltar el agua en una cata ya que además nos mantendrá bien hidratados, algo fundamental al ingerir alcohol.
Todos estos detalles son importantes pero deberían ser aportados por los organizadores de la cata. Pero nosotros también debemos poner de nuestra parte para que la experiencia sea satisfactoria.
- No se debe participar en una cata con el estómago vacío. Aunque buena parte del vino que se prueba no se ingiere, un estómago razonablemente lleno nos preparará el organismo para la prueba y servirá para retardar la absorción del alcohol.
- Hay alimentos que no deberíamos haber probado al menos durante las horas anteriores a la cata. Evidentemente no hay que comer comidas fuertes ni especiadas. Es conveniente evitar el uso de plantas aromáticas, como la hierbabuena, que pueden ser muy persistentes y alterar nuestra percepción durante mucho tiempo. El pan vuelve a ser un aliado, y lo mismo puede decirse de la pasta, la pizzas o similares.
- Aunque a todos nos gusta oler bien para una cata deberíamos evitar todo tipo de perfumes, lociones de afeitar, cremas, maquillaje o lápiz de labios. Todos ellos pueden distorsionar los aromas que percibimos en una cata.
- El paladar debe estar lo más limpio posible así que conviene evitar comer chicles o caramelos, además de no tener restos de pasta de dientes o colutorios. No hace falta decir que el tabaco es el enemigo número uno de una cata.
Todos estos aspectos deben tenerse en cuenta para disfrutar de una cata. Ahora sólo hace falta que el vino que nos ofrezcan sea bueno. Para esto lo mejor es acudir a una bodega que ofrezca todas las garantías. Bodegas Portia organiza continuamente actividades de iniciación a la cata en sus instalaciones. Lo mejor es que son bajo demanda, es decir que podemos disfrutar de este servicio cuando queramos. Sólo hace falta ser un grupo de al menos diez personas mayores de edad. Para informarse basta escribir a info@bodegasportia.com o llamar al teléfono 947 102 700.