Cubismo y vino

//Cubismo y vino

Cubismo y vino

A los pintores impresionistas les gustaba el aire libre, la luz sobre el agua y los montes. Pero los cubistas estaban en otra historia. Lo suyo era más de interiores, de silencio, de objetos. Por eso alcanzaron algunos de sus mayores logros en los bodegones y las naturalezas muertas. En una mesa ponían un periódico, unas frutas, una pipa, unos naipes y, sobre todo, una botella de vino, y con eso creaban un mundo. Lo creaban o lo descomponían o lo veían desde varios puntos de vista a la vez, quién sabe. Los objetos se transforman ante los ojos y los pinceles de los artistas. Pero ahí están las botellas de vino, firmes, conservando la esencia aunque no tanto las formas. El vino es una obra de arte que se bebe y que se pinta, así que veamos algunos ejemplos de como el vino es protagonista del arte más rompedor del siglo XX.


Cubismo y vino, Pablo Picasso, La botella de vino

La botella de vino (1922), de Pablo Picasso

Picasso pinto sobre todos los aspectos de la vida, sobre todo los más placenteros, así que el vino no podía estar ausente de su obra. La botella de vino es una obra de tamaño relativamente pequeño pero llena de color y vitalidad. Aquí se rompen muchos de los convencionalismos del mundo del arte pero con una sensualidad alegre que proporcionan las líneas curvas y esos colores luminosos. Por supuesto es la botella de vino que da nombre al cuadro la que domina el bodegón por su lugar central y la fuerza de sus formas. Y esa etiqueta tan básica que es una referencia eterna.


Cubismo y vino, Georges Braque, Botella y pescados

Botella y pescados (1908), de Georges Braque

Georges Braque, nacido en Argenteuil, Francia, es uno de los creadores del cubismo. En cuadros como Botella y pescados lleva sus principios hasta el extremo. Aquí no hay simbolismo sino una representación de lo que dice el título. Sólo que de la manera que sólo un artista de su talla puede hacerlo. Lo interesante es cómo los objetos  están deformados desde el punto de vista tradicional pero mantienen su esencia, que es lo importante. Los pescados están colocados sobre el papel en el que han sido envueltos. La botella, en el lado izquierdo, se impone con sus formas. Seguro que era de un buen vino.


Cubismo y vino, Juan Gris, Jarra botella y copa

Jarra, botella y copa (1911), de Juan Gris

Juan Gris en realidad era un madrileño llamado González Pérez que hace un siglo, en París, fue uno de los máximos exponentes de la pintura de su tiempo. Exploró el cubismo de una manera muy propia, distanciándose cada vez más del camino emprendido con Picasso. En Jarra, botella y copa se ve su estilo propio en donde trabaja la geometría de una manera que mantiene la sensación de volumen. Hay ritmo en esa composición compleja pero, con el orden que consigue permite entender más fácilmente los objetos representados. Dan ganas de coger la botella y descorcharla. Él mismo aporta la copa.


Cubismo y vino, Emilio Pettoruti, Vino Rosso

Vino rosso (1940), de Emilio Pettoruti

El mundo no se acaba con los grandes nombres y Pettoruti es un ejemplo de pintor interesante aunque no sea el más famoso. Nacido en Argentina viajó a París donde sí conoció y trató a las grandes figuras del momento. En 1923 regresó a Buenos Aires e introdujo en su país las corrientes que había descubierto en Europa, como el cubismo y el futurismo, generando un gran escándalo en la anticuada sociedad de la época. Su influencia se extendió por todo el continente americano ya que, en el fondo, era un vanguardista con los pies bien anclados en la tradición por lo que acabó imponiendo su estilo.