Cata en Txacolí Simon Bodegas Campillo

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Cata en Txacolí Simon Bodegas Campillo

Una cata para recordar

Cata, Txacolí Simon, Bodegas Campillo, Francis SanchezUna de las primeras cosas que se descubren al viajar al País Vasco e interesarse un poco por las cuestiones del buen comer y el mejor beber es que la palabra “txakolí” no se utiliza únicamente para referirse a ese vino joven, fresco, algo carbonatado y casi siempre blanco, tan típico de esta región. También se utiliza, sobre todo en Vizcaya, para designar al local, taberna o restaurante, en el que esta bebida era la principal, si no la única, que se sirve.

Ahora ya no son tan estrictos a la hora de ofrecer diferentes vinos, pero lo que es seguro es que un txakolí es un refugio en el que encontrarse con los amigos después del trabajo o el fin de semana y degustar unos cuantos platos tradicionales vascos con la inexcusable compañía de un buen vino. En verano bajo un emparrado y en invierno junto a la estufa, esa mezcla de los amigos de la cuadrilla, excelente vino y comida casera convierten al txakolí en una imagen de paraíso terrenal. Txacoli Simón es uno de esos lugares, un punto emblemático a las afueras de Bilbao, referente de la gastronomía vizcaína.

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Ayer 14 de junio, Francis Sánchez “predicó” con emoción, sabiduría y buen tono sobre algunos de los mejores vinos de Bodegas Campillo, y su interrelación con los productos vascos más clásicos. Una fusión de la energía y credibilidad de Campillo con una cocina donde el protagonismo lo lleva la materia prima y la brasa. Su Rosado de Tempranillo 2017 y su hermano Blanco 2016 fermentado en Barrica “lidiaran” contra una deliciosa chistorra y un pulpo con verduras de temporada.

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El plato fuerte será responsabilidad de una cata vertical de los Campillo Raro Finca Cuesta Clara 2011 para un bacalao a la vizcaína, como debe ser, y la añada del mismo vino en el 2010 para esa chuleta de ternera que no puede faltar en un txacolí histórico.

El txakolí Simón es un ejemplo de esta tradición vizcaína, un restaurante con la forma de caserío, con una amplia campa en la que disfrutar con el buen tiempo, con una decoración justita, porque se piensa que con eso los clientes no comen, y una buena cocina, con una carta no necesariamente muy extensa. La bodega, eso sí, está bien surtida. Buen servicio y mejor precio. Eso es un txakolí como debe ser, y Simón lo es.

El txakolí Simón se encuentra en lo alto del monte Artxanda, desde donde se divisa todo Bilbao, la ría y un buen pedazo de costa. Al estar tan cerca de la ciudad el lugar siempre fue zona de esparcimiento, y por eso allí se crearon varios txakolíes. Muchos siglos antes había sido lugar habitado por pueblos que dejaron monumentos megalíticos. Después llegaron los comerciantes, que seguían el Camino de los Zamudianos, y al llegar a este punto divisaban la ciudad de destino y se sentían contentos.

La carta de Simón no se anda con tonterías. Hay para elegir entre unos cuantos entrantes como chorizo cocido a la sidra, pimientos verdes del país, espárragos de Navarra, anchoas del Cantábrico, ventresca de bonito del norte. Y como aquí sólo se prueba lo mejor, se trae de donde sea, aunque quede un poco lejos, y el jamón y el lomo son de Joselito. Luego, lo dicho: chuletón y bacalao. Fin de la carta.

Esto último no es exactamente cierto, porque la variedad de postres es sorprendente: no sólo cuajada, queso idiazábal, flan de huevo sino también tarta de San Marcos.

TXACOLI SIMON
Camino San Roque 89, Bilbao.
Tlf: 944 457 499.

Por | 2018-06-15T12:30:50+00:00 junio 15th, 2018|Categorías: Rioja|Etiquetas: , , , , |Sin comentarios