Cazuelica Navarra, una forma de entender el tapeo.
Llega el otoño a las tierras navarras, y este dato es importante para algo más que ver qué ropa nos ponemos para salir a la calle. Por un lado es tiempo de vendimia, con la alegría de la cosecha que dará lugar a una nueva añada de buenos vinos locales. Pero, además, en el calendario asoma una cita de esas que dan alegría sólo con pensar en ella. Llega la Semana de la Cazuelica y el Vino, que en 2018 alcanza su edición número 17.
Qué gran invento el de la cazuelica, que tal vez debería considerarse patrimonio de la humanidad. O, por lo menos, patrimonio navarro. Hay que agradecer ese proceso de la sabiduría popular que lleva a aplicar el concepto del aperitivo o de la tapa a los guisos tradicionales navarros. Verdadera cocina regional, sabrosa y sustanciosa, en cantidad justa para poder probar varios platos mientras se hace una ronda por diferentes locales de Pamplona y sus alrededores. Que alguien proponga una idea más divertida e interesante de comer, sobre todo si vamos en un grupo de amigos.
La idea de esta Semana es ofrecer al público un buen muestrario de la gastronomía navarra y, muy importante, maridarla con un buen vino navarro. Ya es impensable considerar la gastronomía hablando sólo de comida sin entender la combinación que ésta hace con la bebida, es decir, con el vino. Entre el 5 y el 14 de octubre, 41 bares y restaurantes de Pamplona y de algunos municipios cercanos ofrecen su buen hacer concentrado en esas cazuelicas que resumen la esencia de una gastronomía que va de frente, sin artificios: productos naturales, locales, frescos, de temporada, cocinados de manera sana y tradicional.
Con varios alicientes. Primero, el tamaño de la ración, que permite comer de cuchara mientras se va de un local a otro. Segundo, la sugerencia de un buen vino que marida perfectamente con el guiso. Y tercero, y no menos importante, el precio. Por 2,30€ / cazuelica, el vino aparte, uno puede darse un festín y comer un menú largo y estrecho mientras se camina por las calles de Pamplona.
La oferta de la Semana es realmente para (los no afortunados de vivir en Iruña) plantearse la idea de coger unos días de vacaciones y trasladarse a la capital navarra. A modo de ejemplo, se puede degustar por ese precio unos buñuelos de cordero con habitas y helado de vino tinto, unos calamares en su tinta con arroz cremoso de Idiazábal, un rulo de manita rellena de hongo, unos callos con chorizo, una caldereta de jabalí, un canelón de ternera o unas manitas de cerdo en salsa verde.
Algunas propuestas tienen nombres curiosos como el callo con más morro, flor de purrusalda, marimón, fritada de untamorros con caracoles o, simplemente, torito bravo.
Resulta difícil destacar algún bar o restaurante entre tanta maravillosa oferta. A modo de ejemplo, tenemos el Chester Gastro Bar, un local moderno con guiños retro en la decoración, con buena iluminación y mejor ubicación en el centro de Pamplona. El Chester funciona como restaurante y local para organizar eventos, para una distendida charla después del trabajo o una copa antes de retirarse. Aquí lo mismo ofrecen unas rabas de chipirón que unas papas con mojo picón o un tataki de atún con arroz, verduras y miel. Para la Semana de la Cazuelica y el Vino su propuesta es bien sugerente: tallarines con carrillera desmigada al oporto, bien maridados con un Marqués de Valcarlos Tinto Roble de 2016.
A lo largo de la Semana se organizan diferentes actos. Uno de los más interesantes es la llamada Cata a las Ocho. Entre el 8 y el 12 de octubre, a las 20:00 horas, cada día un restaurante ofrece a los comensales una explicación de su propuesta, de la cazuelica y del vino que mejor marida con ella.
Algo parecido sucede en el Gure Etxea.En la misma plaza del Castillo. Qué alegría da ver como abre sus puertas a las 11. Cuando ya apetece un pinchito y una copa de vino para entonar la mañana. ¿Bolitas de langostino o coca de pato?. Cualquier opción es buena porque siempre surge una sorpresa.
Son tantos los restaurantes que participan en esta campaña que siete días son pocos así que, aprovechando que estamos en Navarra y hablamos de cazuelas y vino, esta semana dura diez días. Pocos nos parecen. Aquí puedes ver las distintas propuestas y hacerte tu propia ruta.