MICHELIN BUSCA EL ENCANTO EN EL PUEBLO.
Comer bien no es un privilegio del País Vasco o de las grandes ciudades. Una de las maravillas de la gastronomía española de los últimos años es que hay restaurantes que gozan de todos los reconocimientos posibles, incluidas las famosas estrellas Michelin, en pueblos pequeños de cualquier comunidad autónoma.
Aquí se goza de un equilibrio maravilloso: naturaleza, vida sencilla, paisajes hermosos, pueblos con historia pero con el añadido de una mesa digna de príncipes y cardenales. Y sin esa plaga que nos invade y que algunos llaman postureo para no utilizar una palabra más fuerte.
Sí, hay lugares deliciosos que nos esperan a la vuelta de una curva en medio de la naturaleza o en el centro de una aldea tradicional. Van tres direcciones para gozar de la buena mesa sin tonterías y de la mano de buenos profesionales que aman su trabajo.
Molino de Alcuneza.
Ctra. Alboreca, km 0’5, Alcuneza. Guadalajara. Tlf: 949 391 501
Una de las sensaciones más placenteras de la vida es adentrarse en un lugar en el que se respira el pasado, la belleza que ha dejado el paso de los siglos, pero en los que se goza de las comodidades del presente. Algo así se siente en el Molino de Alcuneza, un molino del siglo XIV pero en el que se vive el confort del XXI. Los alrededores ayudan en esta sensación de vivir la historia ya que nos encontramos a dos pasos de la ciudad medieval de Sigüenza. En el restaurante se goza de varios menús cerrados o de una carta en la que lo mismo hay txangurro con ajoblanco de pistacho que un pichón de Bresse a la robata de foie gras. La bodega está bien surtida y guardada y por eso ofrece diferentes referencias del Grupo Faustino. Si nos alojamos en el hotel del Molino podemos pedir la segunda botella sin remordimientos.
La Botica de Matapozuelos,
Plaza Mayor, 2. Matapozuelos. Valladolid. Tlf: 983 832 942
La sobriedad castellana se convierte en naturalidad al disfrutar de lo mejor del mundo rural. Menos es más, dicen los que saben. En esta tierra ancha, de secano, donde hay vides, huertos y pinares por todas partes, se ha rehabilitado una antigua casa de labranza para revivir el pasado mientras se disfruta del presente. Aquí se trabaja una cocina natural, tradicional, profesional pero de toda la vida. El lechazo asado, la perdiz escabechada y el bacalao con garbanzos deben dejar sitio para la torrija de leche y el helado de higos. Como buen restaurante, la bodega es uno de sus pilares fundamentales con referencias de la zona pero también cualquier vino bueno, sea de donde sea, y por eso hay varios vinos del Grupo Faustino.
Venta Moncalvillo.
Ctra. Medrano, 6. Daroca de Rioja, La Rioja. Tlf: 941 444 832
Cocina riojana tradicional. Pocas veces tres palabras pueden significar tanto. Y esto es lo que sucede en esta Venta Moncalvillo, que es un oasis de buena comida en medio de la naturaleza. A pocos minutos de Logroño, ya estamos en la sierra, entre riscos, ríos y bosques, pero incluso en plena montaña se disfruta de la buena mesa si se sabe dónde ir.
Aquí los recursos son los mejores: el mejor producto de temporada y lo que se aprendió de una madre que enseñó sus secretos. Hay diferentes menús entre los que es difícil elegir pero sabes desde el principio que todos son apuesta ganadora. Abunda en todos ellos los productos de la huerta y luego hay que decidirse por los detalles, si te gusta los salmonetes con coliflor, las cocochas de merluza asada al sarmiento o unas pochas con su guindilla. La bodega tiene más de 1.300 referencias en las que abundan las de vino de Rioja, evidentemente. Y allí aparecen bien posicionadas joyas de bodegas Campillo.
