La energía de la tierra Manchega en Quintanar de la Orden.
En el extremo de la provincia de Toledo, muy cerca ya de la linde con Cuenca y Ciudad Real, Quintanar de la Orden nos trae recuerdos de la historia y una buena muestra de la vida presente. La orden a la que hace referencia el nombre es la de Santiago, que en su origen fue una orden religiosa y militar a la que perteneció esta comarca.
Toda esta zona ha atraído desde tiempos inmemoriales a poblaciones de todo tipo. Uno de los ejemplos singulares de antiguas culturas es el llamado Ídolo del Pradillo, un amuleto celtíbero. Por supuesto, ahora se encuentra inscrita dentro de la Ruta de Don Quijote, el itinerario que permite revivir la mayor obra de la literatura mundial. Esa energía quijotesca se transmite a sus gentes y a sus viñedos.
Pero ante todo Quintanar es tierra de vino. Se ha modernizado mucho en el último siglo pero todavía conserva algunos recuerdos de este pasado intenso en el que ha jugado un papel muy destacado dentro de La Mancha. Habitada por todas las culturas que han pasado por la Península, Quintanar tuvo una importante judería, levantada alrededor de la sinagoga. Sobre ella se construyó la Ermita de la Piedad, la patrona de la villa, y en cuyo interior hay que admirar el viacrucis en cerámica de Ruiz de Luna.
En las tardes de verano, la luz es muy especial y sus atardeceres sobre el viñedo estremecen. En las afueras se encuentra la Ermita de Santa Ana, frente a la que se levanta el rollo gótico del siglo XV, lo que indica que la villa fue cabeza de gobernación y justicia mayor. Pero el gran monumento religioso que no hay que perderse es la iglesia parroquial de Santiago de la Espada, que mezcla elementos del gótico y el renacimiento. La torre tiene un marcado aspecto defensivo, casi como si perteneciera a una fortaleza. Es famosa la descripción que de ella hizo un cronista: “es tan grande de alta e gruesa que en España no hay seis mejores que ella”.
Al caminar por sus calles, viviendo el ambiente y observando la arquitectura local, el visitante no puede dejar de asombrarse con las casas blasonadas que va encontrando, y entre las que destaca el Palacete de los Rada, también conocido como la Casa de Piedra, un magnífico ejemplo de arquitectura civil del siglo XVIII. Otros ejemplos de buena arquitectura que encuentra el viajero en Quintanar de la Orden son varios ejemplos modernistas, como el edificio del Ayuntamiento y la Casa de los Pic. La Plaza de Toros, neomudejar, y la antigua Fábrica de Anises la Asturiana, ejemplo de arquitectura industrial, son sólo algunas muestras más de los tesoros que se descubren al pasear con los ojos abiertos por estas calles llenas de historia. Los buenos vinos de Bodegas Leganza necesitaban un estandarte en el corazón de La Mancha.
